martes, 27 de diciembre de 2011

NO DEMASIADO NORMAL


Pocos días hay en el año, o casi ninguno para ser apropiado, como el de ayer en los mercados. Vivido desde una ciudad donde es día hábil como fue el caso de ayer en Madrid, resulta extraño no estar pendiente de lo que reflejan las pantallas de los servicios de información financiera. Simplemente están cerrados. No hubo sesión bursátil en el continente, ni en las islas británicas, que continúan teniendo en Londres a la principal plaza financiera del mundo; y tampoco en el mercado norteamericano, de modo que aunque no era domingo, como si fuese. El mercado de divisas apenas tuvo actividad, y al ser día inhábil a efectos del Banco Central Europeo, tampoco hubo sesión de fixing, por lo tanto, el último cambio oficial de divisas disponible es el del pasado viernes 23 de diciembre, que es el que reflejamos en los cuadros adjuntos. Suele ser más común lo contrario, que la ciudad celebre un día festivo, mientras los mercados no descansan, aunque últimamente podríamos decir que no dan tregua, que es lo que mejor se corresponde con estos tiempos. Se reanuda por tanto hoy martes la actividad normal tras el fin de semana de Navidad, aunque tampoco demasiado normal, pues entramos en un periodo un tanto extraño e irregular como es la última semana del año. La razón fundamental, el cierre contable. Los gestores quieren cerrar sus cuentas sin sobresaltos, sabiendo que ni las arreglarán aquellos que han tenido un mal año, ni las querrán estropear aquellos que han salido de un ejercicio tan difícil con decoro. El mundo de las finanzas vive en el calendario gregoriano, y los gestores saben que lo que ocurra estos días tienen poco tiempo para su arreglo, mientras que lo que ocurra la semana próxima, hay todo un año por delante para enmendarlo. Así siguen siendo las cosas a pesar del paso de los años y de los muchos cambios que la crisis ha introducido. De modo que el calendario pesa.


Pero si hay un país donde ese peso se siente en mayor medida, ese es España. Decía el Ministro de Economía ayer anunciando un crecimiento negativo en el último trimestre, que nadie debía de llevarse a engaño, ya que los dos próximos trimestres no van a ser sencillos. Es una forma más bien discreta de referirse a un crecimiento negativo y a un incremento del número de parados. Su expectativa sobre la economía española en poco nos va a sorprender teniendo en cuenta el ajuste fiscal que va a efectuarse, y que estará focalizado sobre todo en el gasto, y el entorno europeo de fuerte moderación del crecimiento, por no hablar de estancamiento. Pero no tendría que ser la economía española la que en más dificultades ponga a la eurozona estos meses. El primer trimestre es el del nuevo tratado, y el preludio de las elecciones presidenciales francesas. El euro, que ahora está frente a muchas divisas en niveles muy similares a los de hace 11 o 12 meses, tiene por delante un trimestre difícil, pero ahora las dificultades son compartidas y van a tener que ser gestionadas mes a mes por los líderes de la UE convertidos en una especie de Gobierno económico de la Eurozona. Será difícil que enero/febrero de 2012 marquen valores extremos del año, algo bastante frecuente, pero tal estacionalidad habrá que tenerla en cuenta.

domingo, 25 de diciembre de 2011

EL ENTREVISTADOR ASOMBRADO


La escena tiene lugar en Madrid. Estamos las vísperas de Navidad y un periodista está entrevistando en plena calle a un hombre que luce gafas oscuras y con al menos 70 años bien cumplidos. Seguramente preguntado acerca de cómo pretendía pasar estos días de fiesta entrañables, el hombre, apesadumbrado, parece haber encontrado la oportunidad de que alguien escuche al fin su relato:

Mire usted, soy hijo de exiliados. No fue hasta que cumplí los 27 años, y poco antes de la transición, cuando pude volver a vivir en España a causa de Franco. A mi padre, el pobre, no sabíamos ni donde enterrarlo. Mi madre pasó muchos años en silla de ruedas. Yo, ya supero los setenta, y hace más de un año tuvieron que extirparme parte de un pulmón.

Mi mujer es inmigrante. Tengo tres hijos con ella. De los tres, solo una tiene trabajo,…pero no cobra. Todos ellos, incluidos mis nietos, viven de mi asignación. La mayor, tuvo que divorciarse, y es que mi yerno se dedicó a la buena vida, y tuvo problemas…ya sabe, las malas compañías, y una cosa lleva a la otra… El caso es que ha dejado a mi hija con dos niños.

El pequeño de mis hijos, aún no se ha ido de casa. Además, se ha casado con una divorciada, a la que ha traído a vivir con nosotros. Esta señora, al menos antes trabajaba, incluso tenía un buen puesto, pero desde que llego a mi casa, no hace nada. Resulta que además han tenido dos niñas que también viven en casa.
Para colmo, este año, mi hija, la que trabaja pero no cobra, tiene problemas con su marido. Y es que ha tenido que ir a buscar refugio en el extranjero. Me temo que vive en el delito, y le han aconsejado no acercarse por aquí. Así que ya ve usted… y para colmo, con esto de la crisis, cabe que el Gobierno hasta me ajuste la asignación. En fin, que este año, ni juntos, ni nada de vacaciones…

En ese instante, el hombre se quita las gafas. Es entonces cuando el entrevistador asombrado exclama: “Pero… majestad, no sabía yo que llevaba usted una vida tan mala”

(Popular. Adaptación actualizada)

¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!

martes, 20 de diciembre de 2011

¿MEJOR AHORA?


Decía el Presidente francés horas antes de la última cumbre, que no habría segunda oportunidad para el euro si no se alcanzaba un acuerdo. Semejante idea se representaba al señalar que de la cumbre, o salía un bazooka, refiriéndose a la compra masiva de bonos por el BCE, o se rompía la divisa única. La reunión ya es historia, y los mercados han vuelto a su actividad usual, teniendo que incorporar los que los líderes de la UE han concluido. ¿Estamos mejor, igual o peor que antes? ¿Es el euro una divisa más segura? ¿Está garantizada su continuidad? ¿Responde lo decidido a la expectativa de todo a nada que se había creado? ¿Qué se ha decidido? ¿Estamos ahora en una UE más segura? ¿Se abrirá un periodo de mayor estabilidad que propicie confianza y favorezca el crecimiento? 

Vayamos con lo más cierto. Hay acuerdo para elaborar un nuevo Tratado para 17+9 (se autoexcluye R.U.) que recogerá las condiciones alemanas de equilibrio y control fiscal. Habrá de estar listo en marzo (Francia tiene elecciones presidenciales en primavera y legislativas en verano). Se acelera la entrada en vigor del mecanismo destinado a la ayuda y rescate de países miembros. Se pretende dotarle de más de recursos (algo que ahora está en pleno debate) existiendo la posibilidad (por definir) de que pueda pedir prestado al BCE, además de endeudarse en los mercados. Se involucra al FMI para que pueda conceder préstamos bilaterales a países en dificultades. Menos evidente que lo anterior, pero relativamente explícito, es que el BCE, tendrá más “manga ancha” para responder a lo que ocurra en los mercados. Fundamentalmente para asegurar que no faltará liquidez al sistema financiero y evitar con ello que se registre algún episodio tipo Lehman, amenaza latente las últimas semanas. Es verdad que no aparece la deseada bazooka para la compra de deuda soberana que los inversores reclamaban, pero según fuentes anónimas del BCE recogidas por Reuters, el último consejo en el que se decidió el recorte de tipos al 1%, estableció en 20.000 millones el límite semanal de compras de deuda soberana. Llevado a ese límite supondría algo similar a la compra, y por tanto monetización, de la mitad de la deuda soberana que vence en un año. Algún día, si la crisis no se reconduce, el empobrecimiento crediticio del BCE será causa de gran preocupación. Cabe que incluso (y esto ya es opinión) sea esta la más fuerte amenaza que puede pesar sobre la existencia del euro.  Sirva esta opinión de tránsito a la propuesta de respuestas.

Estamos más seguros en cuanto a protección frente a la crisis financiera. Un poco mejor en cuanto a reducción de la volatilidad y recuperación de cierta estabilidad en los mercados. Igual en cuanto a expectativas de recuperación de actividad crediticia. Algo peor en cuanto a expectativas de recuperación a corto plazo (contracción fiscal y desapalancamiento bancario al tiempo, lo impiden). El euro no está todavía garantizado, ni la UE es mucho más segura ahora. Sin embargo las expectativas han sido más bien cubiertas, aunque en buena parte descontadas. Deberíamos tener más estabilidad, pero no aún más confianza, ni tampoco más crecimiento. Los mejor parados, los bancos. Empresas y ciudadanos, aguantar y esperar. Así hasta la próxima cumbre. Será en enero y es posible que solo estén 26. Para entonces, en España, ya sabremos algo más de los planes del nuevo Gobierno español que se dispone a arrancar. De momento el futuro presidente ha fijado más los plazos que los importes y su distribución.

lunes, 5 de diciembre de 2011

¿PUEDES CONCLUIR ALGO?


Estos días he tenido el privilegio de escuchar, dialogar y contrastar opiniones acerca el estado de la situación de la economía mundial, europea y española, con empresarios y directivos, con políticos en el poder y otros a punto de asumirlo, con ejecutivos de banca que recorren el mundo seleccionando gestores para el dinero de sus clientes, con periodistas que interpretan lo que acontece, con magistrados, con catedráticos de economía que presiden instituciones de control, con directores de medios económicos, con colegas y con amigos. He escuchado a gobernadores de bancos centrales, he participado en coloquios, presentado un libro, participado en tertulias, y hasta he escrito alguna columna editorial. He intentado leer análisis y opiniones que abordan la crisis y sus perspectivas desde puntos de vista distintos. Todo ello con el objetivo de poder decirle a usted, que es lo que va a ocurrir en los próximos días, semanas y meses, con un grado razonable de convencimiento. Pues bien, he de confesar que no tengo una opinión más formada de la que tenía antes de iniciar ese periplo. Tampoco ha cambiado demasiado mi estado de ánimo, pesimista para algunos de mis interlocutores, y lo contrario para otros. ¿Pero puedes concluir algo?, preguntaban mis colegas al regreso. Nada de extraordinario valor, pero lo intento.

La conclusión más participada es que afrontamos un periodo de fuerte contracción económica que ya se manifiesta en muchas áreas de actividad, incluso en las relacionadas con bienes de consumo básico. La segunda es que hay una parte de la clase dirigente que no acaba de desprenderse de los prejuicios sobre la culpabilidad y origen de la crisis, y encerrados en ese debate apenas han dedicado tiempo a trabajar en los mecanismos de salida. Lo reconocía el jueves en público el Gobernador del Banco de España. La tercera, consecuencia de lo anterior, es que se desconoce cual es la receta que ha de aplicarse. La cuarta, que van a producirse cambios de magnitud en el orden europeo hasta ahora conocido y que han de afectar necesariamente al euro. Una quinta, que sitúa en el eje franco alemán y particularmente en la canciller alemana, el núcleo donde tendrá lugar la explosión que libere la energía para el nuevo orden. La sexta, que los activos que actúan ahora como refugio, pueden comportarse de modo extraordinariamente diferente si llega el momento en el que tenga lugar un evento catalizador. La séptima, que el sistema financiero está paralizado y precisa de una asistencia masiva para que pueda volver a ejercer su normal desempeño. La octava, que el bien mayor a preservar es la liquidez y el acceso a la misma. La novena, que empieza a emerger el temor a la inflación generada por las políticas de monetización existentes. Y la décima, que no hay ningún lugar 100% seguro en el que protegerse. Tampoco en el dólar, por el que las apuestas son alcistas solo temporalmente. Esta semana nos dirá cuanto.

Mi opinión es que habrá más monetización europea en el seno de un modelo de disciplina fiscal que impondrá Alemania; que España precisará alguna forma de asistencia, pero que estará en lo que surja como núcleo duro de la nueva Europa, y que definitivamente de 2012 saldremos con una perspectiva bastante mejor que con la que entraremos.

martes, 29 de noviembre de 2011

SE COMBATE EN EUROPA


Ha sido a partir de esta semana cuando la cuestión del rescate ha dejado lugar a otra bastante mayor. ¿Como va a ser posible mantener juntos a países que asisten a la formación de una enorme brecha que se abre entre ellos, pero que al mismo tiempo quieren mantener una divisa común? El recurrente título de muchos análisis “pensando lo impensable” tiene por epicentro la posibilidad de una ruptura del euro ante el fenómeno inesperado de ver desaparecer el concepto “libre de riesgo” de la deuda publica de algunos países que pasan de la espiral positiva de integración y compras de antaño, a la vorágine actual de desintegración y ventas. El mismo mecanismo que les aupó, amenaza ahora con destruirles.

Si algo se ha roto, lo propio es tratar de repararlo. Habría que devolver a la deuda europea el estatus de “libre de riesgo” en el que se basó el desarrollo de los periféricos europeos de los diez pasados años. Eso solo puede hacerse, o al menos eso se cree, mediante la transferencia de capacidad de crédito de los países con posibilidad de hacerlo. ¿Pero cómo? Alemania presenta su respuesta: no hay otra fórmula que la integración política y fiscal. Alemania desea salvar la Unión, y en ella cuantos más países mejor. Y desde luego quiere a Italia y a España. Ni que decir tiene que nada es posible sin Francia. Pero no sin condiciones. Europa surge de un proyecto político de integración estancado en la última década en lo monetario, pero diseñado como una ruta irreversible a una unión política. De ahí la ausencia de mecanismos de salida. ¿Es posible? Se precisa voluntad de mantener la Unión por unos y otros, y atender a las limitaciones impuestas por el tiempo y por los tratados. Dando por existente la voluntad, las limitaciones de tiempo se combaten comprándolo mediante el uso limitado del BCE, mientras que los tratados se reforman por vía de atajos que toman el Tratado de Schengen como referencia. Los acuerdos para una mayor integración eluden así el largo proceso de reforma que exigen los mecanismos tradicionales.

El otro gran problema son los bancos. Sus necesidades de recapitalización y sus dificultades de financiación obligan a reducir balance y a repatriar fondos de otras monedas, lo que explica en parte el moderado declive del euro. A esto último se suma el que resulta imposible aislar el problema en Europa. Los norteamericanos no están en la tarea europea y tienen que decidir si en enero prorrogan los recortes impositivos y las ayudas al desempleo que vencen. Malo si no lo hacen, pero no bueno si lo hacen. El dólar no está al margen. No creo en el dólar como una de las mejores salidas de emergencia del incendio europeo. El fracaso de la emisión alemana supone que se duda del euro, pero no de la solvencia alemana. Como Alemania tiene la firme voluntad de mantener el euro y trabaja en los mecanismos para su supervivencia, y España tiene la voluntad de mantenerse dentro, no descartemos que si la situación se alarga, al BCE le de relevo el FMI, pero no que desaparezca el euro.

Cabe esperar que el euro sufra, pero es lo que ocurre cuando se combate. Por lo que se refiere a los EE.UU., aún no han entrado en guerra. De modo que, como en el cuadro que ilustra este comentario, tengamos presente que no todos los caminos nos conducen al mismo euro/dólar.

lunes, 21 de noviembre de 2011

EL DIVIDENDO DEL RIGOR


Ya tenemos resultado electoral. Podemos felicitarnos de haber cumplido sin incidentes con el principal rito de la democracia. Ahora empieza un tiempo nuevo. El Partido Popular tiene lo que había pedido, una mayoría con la que podrá transformar España. Pero para el análisis político no es este el espacio. Un servidor, bastante tiene con lo suyo, con referirme lo económico. 

Decía el saliente Presidente Zapatero en un mitin en Soria el pasado jueves, que la UE y el BCE tenían que dar una solución “inmediata” a los problemas de España. Bueno, realmente hablaba de Europa, pero todos entendíamos que se refería, no a los problemas de Europa sino, a los que provoca a Europa la situación de España. Sin embargo, aunque en Europa y sobre Europa hay mucho que hablar y resolver, la vertiente europea del problema es una de las dos caras de la moneda. Para nosotros, como españoles, la parte fundamental del problema es la que nosotros podemos resolver, de modo que mientras nosotros habremos de trabajar en nuestra parte, en el contenido, dejemos que Europa, y nosotros como parte de Europa, trabajen sobre el continente.

El país que habrá de gobernar Rajoy, es un país zombi en lo económico. Funciona con la inercia que le resta de los momentos en que disfrutó de vida, y desde que empezó la crisis apenas ha tenido arrebatos de actividad a consecuencia de estímulos externos. Primero fue el Plan E. Después la demanda exterior, en su doble vertiente, la exportadora industrial, y la exportadora turística. Todo ello aderezado con un poco de Plan Renove automovilístico, y para de contar. Muy poco en reformas, casi nada en inversión, y bastante en recortes.

Eso significa que el misterioso Rajoy, ese político al que el semanario alemán DER SPIEGEL definía hace unos días como “el hombre al que no le gusta discutir los asuntos hasta que entiende completamente todos los detalles”, tiene mucho trabajo que hacer. Realmente tiene que trasformar el país. Sin embargo, carece de algo que para un Presidente electo, es muy preciado: carece de tiempo. No existen 100 días de cortesía. Cada día que pasa es un día en el que el coste medio de la deuda, en un país con el nivel de deuda (publica y privada) entre los más altos del mundo, sube y sube, consumiendo más recursos de los que podemos generar y nos obliga entonces a hacer más y más recortes hasta límites no respirables, solo para poder igualar gastos corrientes con ingresos corrientes, es decir, para colocar las cuentas públicas en equilibrio en su balance fiscal primario. Con un crecimiento nominal del PIB que apenas supera la inflación y que podemos cifrar entre el 2 y el 3% en el caso más favorable, con un coste medio de la deuda del 3.8% y subiendo a gran velocidad, solo nos salva el tener una deuda pública inferior al promedio europeo. Si esta continua creciendo, nuestras posibilidades de eludir la ayuda internacional, que aun así son bajas, serías nulas. La reforma del sector público, en búsqueda de la estabilidad presupuestaria, será la primera gran actuación que tenga que enfrentar el nuevo gobierno.  

Como consecuencia, la España de Rajoy, lo va a pasar muy mal durante largo tiempo. Uno o dos años como mínimo. Su gobierno va a tener que aplicar una política de recortes como no hemos conocido, una política que va a atender a la reducción al máximo del gasto corriente y a proteger en lo que sea posible la inversión, sobre todo la privada. Un euro de gasto corriente es menos de un euro en PIB. Un euro de inversión, es más de un euro en PIB. Y cada euro, cuenta. Esta será la esencia de la política de Rajoy.
Pero ¿cómo favorecer la inversión? Mediante lo que los economistas denominamos políticas de oferta. Se trata de eliminar impedimentos para que la actividad económica privada florezca. Fuera barreras a los emprendedores, fuera regulaciones que limitan la unidad de mercado, fuera burocracia. Tres son las grandes reformas que el Gobierno Rajoy tendrá que abordar: la del sector financiero, la del sector público y la del mercado de trabajo. La del sector público es de las tres la que puede dar resultados más a corto plazo, pero también la que más notarán los ciudadanos. Una política de estabilidad presupuestaria es hoy básicamente una política de recorte del gasto público, pero que no puede conformarse con eliminar el gasto más o menos suntuario, sino que tendrá que llegar hasta la propia organización del Estado, en particular en lo que atañe a la administración local y autonómica, que supone el 50% del gasto público. Ordenar el gasto reportará inconvenientes. Se traducirá inmediatamente en una caída de empleo público y de la actividad económica. Pero tendrá como consecuencia liberar recursos para la economía privada. Nuestros acreedores asumirán que al ser más austeros, mejoraremos nuestra capacidad de repago, y las ventas de deuda pública española que ahora amenazan con arrojarnos del mercado, podrán moderarse, y eso permitirá bajar la cuenta a pagar en intereses. Será algo parecido al dividendo del rigor. 

Junto a la reforma del sector público, la reforma del sistema financiero. Ha hecho mucho hincapié el PP en la necesidad de finalizar con carácter de urgencia la reforma del sector financiero. No depende de la voluntad de un gobierno el que el sector financiero reanude una política crediticia que ahora está congelada. De hecho, la crisis española, como la de otros países en nuestra situación, es consecuencia del exceso de endeudamiento, de modo que no cabe esperar que sea a través del crédito la forma en la que se recupere la inversión que habrá de favorecer la creación de empleo. Sin embargo, la sospecha que pesa sobre los balances del sector financiero y por lo tanto sobre su solvencia, exigen de una política de trasparencia basada no en la flagelación, sino en la transparencia. No necesitamos ser más solventes que nadie. Necesitamos ser igual de creíbles. No será mediante un crecimiento del crédito como se recuperará la economía, pero tiene que estar el sistema financiero en disposición de sumarse a un circulo virtuoso que liderado por el sector público, permita liberar recursos para el sector privado y al que se sume lo antes posible el sector financiero. La reforma laboral, tiene un papel sustancial. El ahorro se convertirá en inversión y la inversión en empleo si el mercado de trabajo se moderniza para adecuarse a la globalización. Un mercado de trabajo regulado de forma eficiente puede disminuir la tasa de desempleo entre cuatro y cinco puntos. Esa diferencia situaría a España en una posición absolutamente distinta a la que tenemos en este momento.

En resumen, el nuevo gobierno tiene una enorme tarea que abordar. La confianza que necesita para revertir el círculo vicioso en virtuoso no la va a encontrar gratis, va a tener que ganársela. Tendrá que empezar por lo más doloroso, pero tiene la obligación de acertar en los recortes. España tiene que mantener la libertad de gestionar su propia salida de la crisis, y evitar caer en la intervención. Estamos al límite, y eso exige el esfuerzo de toda la sociedad. Bien repartido, efectuado de forma ordenada y atendiendo al bien general, tiene que ser suficiente. El tiempo para hacerlo acaba de comenzar.

martes, 15 de noviembre de 2011

'Del 20N a 2020'


'Del 20N a 2020': primer libro sobre las soluciones al 'problema' español

Fte: Artículo publicado por http://www.diariocrítico.com/

Editado por Almuzara, ha salido al mercado el libro "La España que necesitamos. Del 20N a 2020", un tomo de 800 páginas en el que 130 de las personalidades más notables de nuestro país escriben sobre los problemas de España y, sobre todo, ofrecen soluciones de cara al año 2020. Se trata de una obra colectiva, coordinada por un grupo de profesionales y editada por dos periodistas de Diariocrítico.com, Fernando Jáuregui y Manuel Ángel Menéndez.

El libro será presentado oficialmente en Cádiz el próximo 24 de noviembre, en el transcurso del VI Congreso Iberoamericano de Periodismo, dedicado en esta ocasión a la reformas de las Constituciones Iberoamericanas. Posteriormente será presentado en Madrid, así como en 17 capitales de provincia e, incluso, en Bruselas.

En la contraportada del libro se afirma que:

 "España sufre un malestar social palpable en cualquiera de los análisis sociológicos que se vienen publicando a lo largo de los últimos años. Con cinco millones de desempleados y una situación económica que algunos colocan al borde de la catástrofe, resulta difícil asociar nuestra realidad socioeconómica al concepto de bienestar. Es la visión pesimista para una grave crisis mundial que nos castiga de manera muy particular a los españoles. Pero, ¿todo está perdido? ¿Debemos resignarnos sin más esperando que alguien, en algún momento, cuando sea, arregle tanto estropicio?".

A esa ingente tarea de construir una nueva España se han sumado más de 130 notables de este país que, agrupados en esta obra, ofrecen soluciones en cada uno de sus campos para los problemas que nos atenazan. Desde el poder político al económico, del empresarial al sindical, desde lo social a lo profesional. Desde Mariano Rajoy a Rodríguez Zapatero, en esta obra están presentes las ideas para una España nueva de Jiménez de Parga, José Antonio Griñán, Isidro Fainé, Ana Oramas, Joaquín Jorquera, Arturo Fernández, Barrio de Penagos, José Manuel Pazos, Jesús Caldera, Carlos Berzosa, Jerónimo Junquera, Fátima Báñez, López de Uralde, Rupérez, López-Istúriz, Francisco Caamaño, Francisco Javier Velázquez, Federico Trillo, Antonio Garrigues, Juan Luis Rascón, Carmen Caffarel, el Padre Ángel, Luis María Anson... o integrantes del Movimiento 15-M como Carlos Paredes...

Sin querer ser exhaustivos, ofrecen también sus soluciones en este libro José Bono, Javier Rojo, Antonio Basagoiti, Patxi López, Pío García-Escudero, Sánchez Llibre, Soraya Sáenz de Santamaría, Anasagasti, Llamazares, Cayo Lara, Lorenzo Amor, Elena Salgado, Valeriano Gómez, Pilar del Castillo, Ángel Simón, Cristóbal Montoro, Isidro Fainé, Luis de Guindos, José Antonio Llorente, Jaime García-Legaz, Ignacio Garralda, Elías Fereres, Miguel Martínez, María Teresa Fernández de la Vega, Antonio Brufau, Baldomero Falcones, Antoni Peris, Salvador Alemany, Juan Iranzo, Javier Rodríguez Zapatero, Fernández Toxo, Cándido Méndez, Félix Sanz Roldán, Cándido Conde-Poumpido, Margarita Robles, Rodolfo Ares, Miguel Ángel Moratinos, Ana Palacio, Enrique V. Iglesias, Eduardo Serra, Luis Eduardo Aute...

Afirman los editores que "quienes desde el aliento a un debate sobre el tema genérico 'España 2020' hemos impulsado este libro colectivo, pensamos que estamos ante una oportunidad única. Entre los indignados y los resignados, quizá deban surgir también los ilusionados, los que piensan que un mundo mejor, más justo y solidario, es posible".

NOTA de JMPazos: Es evidente que solo la generosidad de los promotores explica el colocar a este humilde opinador entre verdaderas personalidades. En todo caso muchas gracias. Es un honor compartir semejante cartel.  Una recomendación: Hay mucho interesante para leer en esta obra.  

ASI DE FRAGIL ES LA SITUACION


En la prensa del fin de semana se celebraba la marcha del ya ex primer ministro italiano como si eso fuese la redención de la deuda pública del país. En su día fue recibido como una forma útil de alternativa a un sistema político en el que los principales partidos habían sucumbido a la corrupción. Igual que en Grecia, se celebra que gente seria y fiable pase a dirigir el país en momentos tan difíciles. ¡Que los mercados abran el lunes con un nuevo Primer Ministro! Al fondo Alemania, el lugar donde radica la autoridad que ha de salvar Europa. Ni Francia es ya lugar seguro. Tarde o temprano S&P bajará la calificación crediticia francesa y entonces será evidente que lo que resta de Europa es lo que quiera Alemania. Esto significa que si hay esperanza para el euro, es porque Alemania quiere.

La pregunta que nos hacemos es si el euro sobrevivirá o, si en otro caso, España estará entre los que lo abandonen o entre los que se vinculen al actual núcleo duro alemán.

Veamos las condiciones. Alemania exige:

1. Que se apliquen estrictos planes de austeridad.
2. Que esos planes queden “impresos” a largo plazo mediante reformas constitucionales.
3. Que se respalden los cambios precisos en los Tratados de la UE para ceder la necesaria soberanía que permita el control.
4. Que todo lo anterior no exija pasar por procesos electorales. Esto no es sencillo, pero lo vemos en los cambios de países como Grecia e Italia, o ya lo hemos visto en Irlanda y Portugal.

Juzgue usted, pero entre lo ya hecho y lo que resulte de las elecciones del domingo, en España se puede aspirar a que los ciudadanos acepten sacrificio semejante.

No hay problemas iguales, pero en todos los casos se necesitan dos cosas esenciales:

1. Que los mercados no “salten la banca” y
2. Que los ciudadanos no “salten el sistema”. Es una situación delicada, pues exige fuerte presión para forzar el cambio, un soporte del BCE que se ajuste a lo que Alemania esté dispuesta a aceptar, y que no se produzca un traspié que haga irrecuperable el dificilísimo equilibrio que sostiene ahora al euro. Así de frágil es la situación.

En mi opinión, Alemania quiere salvar su euro. Pero no todo puede estar bajo su control. El referéndum griego es el ejemplo más reciente, y obligó a utilizar por primera vez la amenaza de la expulsión. La vida de alguien excluido parece muy difícil. Un país fuera del euro habrá de sobrevivir sin financiación exterior durante años. Habrá de soportar quiebras bancarias y tendrá que hacer desaparecer, violentamente, su déficit exterior. No será nada fácil que la estructura de un Estado europeo moderno sobreviva a esa experiencia. La alternativa es el rigor alemán. “O un tiro en el pié o en la cabeza” dicen algunos. La elección no es sencilla, pero Alemania ha puesto sus condiciones, y es natural que estudie alternativas. Abandonar el euro regresando al marco, o crear una nueva moneda para el núcleo central son soluciones muy difíciles, pero nada de lo que resta a Europa es ahora fácil.

No soy capaz de adivinar una solución que no incorpore algún tipo de monetización de deuda por el BCE al modo que han hecho norteamericanos, japoneses o británicos. O eso, con la consiguiente fuerte depreciación del euro, o un euro distinto formado por un grupo de países en el que hoy y ligado con un hilo finísimo, todavía podría estar España.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

NI ORZA NI TIMON


La crisis política en Italia, el Gobierno de coalición griego, si habrá o no elecciones el 19 de febrero y lo que viene allí después, la necesidad de un segundo rescate para Portugal,... Todo forma parte de un debate que ya solo es importante en cuanto a los tiempos en los que se desarrolla la crisis, pero a estas alturas es poco probable que altere el fondo. A día de hoy Grecia esencialmente es un miembro del euro que a mi modo de ver está “puertas afuera”, y eso si aceptamos que el euro no está en cuestión, que cada vez es más difícil defender que no lo está, todavía.

Dicen las crónicas que el Primer Ministro italiano hubo de ser despertado por sus colegas durante la reciente cumbre del G20. Su país ha admitido la tutela del FMI para revisar sus finanzas, no vaya a ocurrir que la comunidad internacional se encuentre ante una como la de Grecia. El lunes se reunían los ministros de la Eurozona para hablar del EFSF y el martes los ministros de finanzas de la UE, pero en concreto, nada. Del G20, diluido en medio de la crisis política de Grecia, tampoco hay nada que llevarse a la boca, pero pasados lo que se supone que eran días clave, lo que todos tienen claro es que nadie fuera de la UE va a poner dinero directamente en la Eurozona, así que no queda otra que la EZ y la UE se apliquen en ver de donde sacan los recursos para reforzar el EFSF de modo que al menos se acepte que hay munición en defensa del euro si más ataques, sean especulativos o de pánico, arrecian sobre países como Italia en los próximos días, que ya está ocurriendo.

Pero aunque hayamos de mirar a Italia, ni Portugal, ni Irlanda tienen nada resuelto. Tampoco España. Es importante recordar que estamos centrados en medidas paliativas que apenas logran mitigar los síntomas, es decir, que no hay nada en el tratamiento dirigido a sanar. No estamos ahogados, pero si navegamos sin orza ni timón. No es muy agradable leer esto, pero leer que la Canciller alemana señala que serán precisos diez años para salir de la crisis de deuda, no ayuda mucho. Lo cierto es que dentro del actual modelo no aparecen muchas alternativas. Los bancos continúan necesitando recursos, y en breve tendremos que escuchar algo similar sobre los bancos norteamericanos, y mientras los bancos requieren toda la atención, -esa es la crisis griega y no los 12 millones de personas que allí viven- la economía que produce y crea se ahoga ante un sistema financiero ausente y ocupado en sobrevivir. Ni bancos malos, ni nacionalizaciones, ni monetización de deuda, ni nada. Solo austeridad. Y diez años por delante, como si las estructuras actuales de la arquitectura de Europa pudiesen aguantar siquiera uno.

Decía Henry Ford: “es bueno que las personas de nuestro país no comprendan nuestro sistema bancario y monetario, porque en otro caso creo que antes de mañana por la mañana tendríamos una revolución”. Mas pronto que tarde, el BCE tendrá que monetizar más deuda. Lo hará, a pesar de los alemanes, y será de un modo más o menos traslúcido, porque el tiempo del euro se agota. Expulsión, abandono, ruptura, dos velocidades,…difícil saberlo. No es la solución, pero si el BCE monetiza, la respuesta podrá esperar. Si no, la encontraremos tras alguna de las próximas olas, porque el euro de 17 está sin orza, ni timón, y la previsión es que el temporal arrecie. Y la solución no está en tirar a los griegos por la borda.

lunes, 31 de octubre de 2011

SIN LUGAR DONDE MIRAR


Conocíamos al final de la semana pasada los resultados de dos encuestas sobre la economía española, la trimestral de población activa, y la anual de presupuestos familiares que en esta ocasión refiere los hábitos de consumo de los españoles en 2010. Los resultados de la primera, desoladores. Los de la segunda, reveladores, aunque ni en un caso ni en otro podemos llevarnos las manos a la cabeza con sorpresa.

Consideremos solo los grandes números. En España trabajaban en el tercer trimestre de 2007 más de 20,5 millones de personas. Cuatro años después, trabajan menos de 18,2 millones. El número de parados era entonces inferior a 1,8 millones, y supera hoy los 4,98 millones. Poco más de un año desde la última reforma laboral y hay 403.000 parados más, y eso que está disminuyendo la población activa, cuyo crecimiento en la primera mitad de la legislatura servía de excusa para justificar el incremento de la tasa de desempleados. Pero ni bajando la población activa, ahora en 23,13 millones, conseguimos presentar algún matiz digno de esperanza en el mercado de trabajo. Y en el último trimestre, añadiremos entre 200 y 300 mil nuevos desempleados. ¿Qué hacían los consumidores en 2010 según la encuesta de presupuestos familiares? Lo lógico, reducir su gasto un 3,15% en términos reales. De los 12 capítulos de la encuesta, y descontado el efecto inflación, todos los gastos descienden a excepción de enseñanza. Cabría pensar que si no gastamos, ahorramos, pero tampoco. En 2009, el ahorro de los españoles había llegado a alcanzar el 20% de su renta disponible. Los datos del segundo trimestre de 2011 cifran en el 12,8% el ahorro familiar.

Parecería que con un panorama así, al menos no seguiríamos precisando de financiación exterior, pero otra vez no. Desciende algo esa necesidad, pero aún así, en el primer semestre de 2011 precisamos financiación exterior adicional por importe de 23,6 millardos de euros. Al menos la inflación se modera, pero la moderación de precios tiene en su reverso la amenaza de deflación, lo que dificultará el pago de la deuda. ¡Si al menos el sector financiero dejase entrar algo de luz! No será así después del increíble revolcón sufrido por los grandes bancos españoles el pasado jueves. Respecto al déficit fiscal, ni el gobierno tiene ya valor para decir que cumplirá con el 6%. Y el euro añadiendo dificultades a lo único que iba bien, la exportación (27% del PIB). Tiene que depreciarse de nuevo porque todo el mundo es consciente de que la cumbre europea puede haber evitado el desastre inminente, pero en absoluto ha resuelto la crisis. Para ejemplo, Italia. Tras la cumbre, emitía papel a 10 años a coste record. Veremos si al menos el Presidente del BCE se estrena el jueves recortando tipos, pero aún más importante, si mantiene su apoyo incondicional a las medidas “no convencionales”, única línea de vida para España e Italia. No cabe esperar otra cosa.

Y así pasan los días. En el interior asombrándonos de cómo aguantamos en pié con lo que cae mientras esperamos un Gobierno. Y en el exterior, fiando a que el G20 de esta semana sirva para algo. Porque después de ahí, no hay nada. Bueno, nada no. Queda la FED y sus posibles nuevas compras de bonos.

lunes, 24 de octubre de 2011

"NO TENEMOS OTRA ELECCIÓN"

 
"Entre ahora y el miércoles, tenemos que encontrar una solución. Una solución estructural, una solución ambiciosa y una solución definitiva. No tenemos otra elección  Así se pronunciaba el Presidente francés al llegar el sábado a Bruselas.

La crisis europea ha alcanzado un grado tal de complejidad que no resulta sencillo adivinar si lo que se ofrece es paliativo, curativo, o simplemente un nuevo error que en un tiempo breve se demuestre incapaz de separarnos de la enfilación a la desintegración de la UE, rumbo que ahora llevamos. La esencia del problema del euro radica en que no son aplicables al conjunto soluciones que serían aplicables individualmente. Uno de los principios fundamentales de las finanzas es la existencia del llamado interés libre de riesgo. Este principio está garantizado para cada país que tenga capacidad de emitir moneda, pues a pesar de que el valor de esta pueda verse afectado, nada le impide imprimirla en cantidad suficiente para atender a sus compromisos de deuda emitida.  El euro se concibe y construye bajo una renuncia expresa  a esta solución de monetización, y así lo aceptan libremente sus miembros.

Pues bien, resulta que los mecanismos que habrían de haber evitado desequilibrios no funcionaron. Individualmente hay países que habrían de recurrir a monetizar,  con la consiguiente depreciación de sus divisas, para poder tener esperanza de ver de nuevo algo de luz, pero no pueden.  Habría de hacerlo el conjunto de la EZ a través del BCE, pero eso es algo que prohíbe el contrato social alemán, ese que todos aceptaron, y que ahora actúa como un corsé del que resulta muy complejo salirse. Temo que es imposible que Alemania acepte la monetización. En eso radica su diferencia con Francia. ¿Como conseguir algo parecido a monetizar, pero sin monetizar? Pues de eso se trata, en eso consiste la solución estructural, ambiciosa y definitiva que busca el Presidente francés.

Lo decidido hasta ahora, capitalizar los llamados bancos sistémicos para que puedan soportar reducciones de valor de sus carteras a vencimiento de deuda pública, ni es solución estructural,  ni imaginativa, ni desde luego definitiva. Basta con repasar las distintas estimaciones de necesidades de recapitalización de los agentes privados que según las hipótesis oscilan desde 8 MM a 413 MM, para que pronto se consideren escasos los 108 MM decididos. Credit Suisse cifra las necesidades del sistema financiero europeo en 400 MM€ frente  a una capitalización que estima en 541 MM€.  Al margen de cifras, la cuestión es si llegados a este punto, los intereses del conjunto son compatibles. Ahora mismo, no.  Lo que les obliga -“no tenemos elección”- a encontrar esa solución mágica es el potencial coste de la desintegración. Puede ser tan alto que a todos resulte inasumible.  La clave es dar con una solución válida pero intermedia, que pueda hacer, no sin fortuna, que mientras unos –Alemania- no renuncian a su contrato social, los otros, -los endeudados- no condenen a sus ciudadanos a avanzar hacia la miseria.

A estas alturas dos cosas son seguras: lo que tenemos ahora, ya no sirve, y lo que lo sustituya, tenemos que encontrarlo ya.

lunes, 10 de octubre de 2011

¿A MI? ¿POR QUÉ?


Revisaba con un amigo, antes en las finanzas y ahora en organización interna, el panorama económico y financiero. Tras un análisis poco tranquilizador, mi amigo me reprochaba que meses atrás le preocupase innecesariamente sobre la situación de España y su posible intervención, “Ya ves que no ha ocurrido”. Viene al caso porque al leer estos días una crónica de Der Spiegel, señala el redactor en la entradilla: “Los políticos han conducido a sus países a una situación sin precedentes en la crisis del euro. Ellos saben lo que sus votantes ni siquiera sospechan”. El problema es que, efectivamente, lo que ocurre, puede estar ya demasiado lejos de muchos votantes. España necesita que el BCE compre sus bonos, pero este modo de apoyo no es percibido como una intervención. No han desembarcado los “hombres de negro” en sus Renault Espace azul marino, pero desde agosto, estamos asistidos. ¿Cuál es la diferencia ente CajaSur y NCG? ¿Intervenida, nacionalizada, asistida? ¿Es tanta la diferencia?

Pero ante lo que parece el agotamiento de la capacidad paliativa de los gobiernos, única medicina que hasta el momento se ha aplicado en la crisis del euro, es normal que cada vez más, las personas y las organizaciones empiecen a sentir la urgencia de hacer balance de su situación y analizar como están preparadas para arreglarse por sus propios medios.
 
Desde la perspectiva patrimonial, la exportación de capitales en distintos grados y revistiendo distintas forma hace tiempo que se ha ido activando. La ausencia de un control de cambios, permite mover el ahorro líquido sin demasiada dificultad. La oferta de posibilidades es relativamente amplia, aunque es imposible encontrar satisfacción a un ansia de seguridad absoluta.
 
En las empresas, en particular aquellas muy dependientes de la financiación del circulante para mantener su actividad, es donde la situación preocupa más. En los casos en los que ha sido posible, se han puesto en marcha procesos de negociación con las entidades financieras tendentes a asegurar la financiación del circulante a largo plazo. Estos procesos, consumen meses, y han de aprovechar “ventanas temporales” que se abren y cierran en función de las circunstancias de los mercados. Los últimos movimientos bancarios, la rebaja de la calificación crediticia de España e Italia que traerá rebajas en cascada de la calificación de sus bancos, la desconfianza que genera una crisis como la de Dexia, una de las entidades más solventes según los test de estrés, examen que no quiso tener en cuenta el riesgo soberano; todo esto está llevando a que los mensajes “buenistas” que tanta venta tuvieron hasta hace poco tiempo, empiecen a ser rechazados y los gestores quieren saber que hacer en función de los distintos escenarios que pueden tener que afrontar. El que parece más amenazador, es el de una crisis bancaria, que se traduzca en limitaciones al descuento de papel comercial. Normas como la 58 están siendo objeto de particular análisis por las entidades. “El problema no está en tu empresa, está en tus bancos”. Es una respuesta común en estos tiempos cuando un CFO pregunta ¿A mí?, ¿por qué?

jueves, 6 de octubre de 2011

LLEGÓ LA HORA


No hace falta más que leer entre líneas los artículos de prensa nacional ó internacional del fin de semana, o escuchar las advertencias del Primer Ministro británico, o revisar los blogs de economía donde se expresan algunos de los economistas o columnistas económicos más influyentes del mundo, para caer en la cuenta de que algo grave o muy grave está a las puertas de irrumpir en nuestras vidas. ¿Por qué la preocupación y por qué su inmediatez? Pese a lo que pudiese parecer, la respuesta es sorprendentemente simple, y puede explicarse sin demasiada dificultad ni necesidad de metáfora alguna. 

Cuando estalló la crisis de deuda soberana, la EZ respondió con la creación del EFSF. Era un fondo para el rescate de países del área que no podían hacer frente al pago de la deuda pública. Antes se había animado a los bancos europeos a comprar masivamente esa deuda creyendo que esas compras serían remedio suficiente, y estos lo hicieron encantados, pues tomaban fondos a tipos muy bajos que colocaban en deuda a tipos cada vez más altos. Un beneficio falso y fácil. Cuando el EFSF se crea, la pandemia ya se había extendido a través del sistema financiero europeo. La amenaza había salido del perímetro de un país para trasladarse al balance de un debilitado sistema financiero. Cuando la desconfianza acorrala a más países, la EZ tiene que ampliar y autorizar al EFSF para que además de rescatar países, pueda también acudir en soporte del sistema financiero. Fue el 21 de julio y se asignó para el conjunto un importe de 440 MM€. El procedimiento de ratificación está en curso, y era aprobado por el parlamento alemán el pasado jueves. Los mercados parecieron celebrarlo, pero lo hicieron sin entusiasmo. ¿Por qué? 

A estas alturas, incluso en los cálculos modestos y aplicando los criterios que la propia EZ utiliza, la necesidad de fondos para contener las consecuencias de una desordenada suspensión de pagos de Grecia, y su propagación a otros países, y a través del sistema financiero europeo, no es inferior a 2.000 MM€ (dos billones). La conclusión sencilla es que mientras Europa avanza lentamente en aprobar 440 MM, las necesidades para contener la crisis quintuplican esa cifra, y muy pocos creen a estas alturas que Alemania esté en disposición de siquiera plantear tal aportación, revista esta la forma que revista. A pesar de la aprobación por la Cámara baja de su Parlamento de la aportación a los 440 MM, los síntomas de rechazo a nuevas ayudas se van haciendo evidentes, lo que nos acerca a mucha velocidad al peor de nuestros dos modelos diabólicos. Grecia nunca podrá pagar, pero según sea el modo de reconocer esto, sus consecuencias pueden arrastrar a toda la EZ. Por eso se precisan más recursos; para establecer un cinturón de seguridad. Sin esos recursos, cuando estalle el caso griego, el miedo a sus efectos y a la propagación será máximo. Sin capacidad de respuesta, la EZ y su representación, el euro, estará amenazada. 

El tiempo para que afrontemos este evento es incierto, pero no necesariamente largo. Las consecuencias variarán dependiendo del modo, pero pueden incluir desde el abandono de Grecia del euro, al propio abandono alemán. Es tiempo de analizar como prepararse. Y no es nada fácil.

viernes, 30 de septiembre de 2011

ENTRE DOS MODELOS DIABOLICOS


"La semana pasada me encontré en el aeropuerto con un colega que había trabajado conmigo en el Ministerio de Finanzas y ahora es presidente de un gran banco. Hablamos de la crisis de la zona euro y me dijo: 'Después de todas estas conmociones políticas y económicas que estamos pasando va a ser muy raro que en los próximos diez años podamos escapar sin una guerra, así que estoy pensando en sacar la green card para mis hijos y emigrar a Estados Unidos". El relato corresponde al ministro de finanzas polaco y lo exponía el pasado día 14 en el Parlamente europeo. Era recogido en un artículo por el diario El País. Seguramente representa el pesimismo extremo que una parte de la sociedad siente sobre el futuro de Europa. Decir que es excesivo y bla, bla, bla, no es mucho más sensato que la visión pesimista. 

Explicar donde nos encontramos es un poco más sencillo, y también aventurar de que depende la salida. No estamos ante una crisis de ciclo que se solvente por un reajuste entre oferta y demanda. La deuda acumulada en las economías desarrolladas fue en gran parte destinada a compensar el modesto incremento de la participación de los salarios en el crecimiento del PIB, y se destinó a financiar el consumo incrementando el valor de los activos. Ahora los activos se deprecian, los acreedores quieren que el dinero les sea devuelto, y ocurre en un momento en el que no hay forma material de generar una expectativa razonable de que los deudores puedan hacer frente a las deudas. Se trató de romper la dinámica bajista a través del gasto público y de intentar frenar el deterioro del precio de los activos. Y se sigue intentando, pero no ha funcionado y la situación es grave. Lo es más en Europa, porque los bancos están en atrapados en un mar de deuda soberana que ahora se ha convertido en una bomba. Ni en las peores pesadillas pensaron los bancos tener problemas con la deuda soberana, y ahora los hay, y son tan serios que amenazan la existencia del euro. Si un país no atiende a sus obligaciones, lo puede hacer cualquier otro. Aquí radica el enorme peligro en el que ahora vivimos. Se está tratando de cerrar un círculo que permita cortar la propagación, y eso exige un compromiso que algunos países no quieren, o no pueden asumir. El tiempo es limitado, y sin embargo la solución compartida no aparece. Alemania no acaba de aceptar que tiene que pagar una parte considerable de la cuenta, y sin una solución del tipo “caja única” que según versiones puede ir desde un EFSF reforzado a los eurobonos, parece muy difícil que el fuego griego no se propague.

No conviene engañarse. Se está pidiendo a Alemania que se eche a Europa sobre los hombros y no será fácil, y desde luego no parece que vaya a ser rápido. Pero Alemania tendrá que elegir entre dos modelos diabólicos. O acepta el peso que cree injusto soportar y Europa se salva a cambio de someterse al modo alemán, o renuncia por dejación y/o cansancio liberando los viejos fantasmas del nacionalismo europeo hasta ahora soterrados bajo pesadas losas de años de instituciones y política común. Es una elección clara, pero difícil, y el discurso que en defensa del euro hizo la Canciller alemana es alentador. Sin embargo, nos estamos quedando sin tiempo, y la amenaza ya se siente demasiado cerca como para ocultarla o negarla.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

LA REINTRODUCCIÓN DEL MARCO ALEMAN



Extracto del Newsletter de Pippa Malmgren (Septiembre 2011)

Sus argumentos en detalle en:  http://www.pippamalmgren.com/77.html

Aviso: No estamos ante un charlatán. Estamos ante una personalidad de las finanzas.

News to expect in the coming days and weeks:
  • Greece defaults
  • Germany protects German banks but other countries cannot do the same thus quickly provoking multiple sovereign defaults and or bank failures, all of which may easily lead to a payments crisis in the global banking system. Derivatives are particularly at risk in terms of operation and execution.
  • The Euro falls in value especially against the US dollar
  • The Germans announce they are re-introducing the Deutschmark. They have already ordered the new currency and asked that the printers hurry up.
  • The Euro falls even more on any news that Germany is withdrawing from the Euro. 
  • Legal wrangling begins as to the legality of Germany’s decision. Resolution takes years.
  • Germany insists that the Euro continues to exist even they do not use it any longer. They emphasize that European unification will continue and suggest new legal instruments to strengthen European Unification including new EU Treaties.

martes, 27 de septiembre de 2011

DONDE HAY QUE MIRAR


Reconozco que hay temas que no me agradan. Una de las cosas que menos me gusta es cuando tengo que argumentar a favor de temas que no habrían de necesitar defensores.  Mi rechazo procede de  la convicción  de que si hay que defender algo que no precisa defensa es que, en el fondo, los argumentos que hay que combatir son pobres, dirigidos por la manipulación, interesados, y con pretensión de ocultar la verdad o distraer la atención.  No me apetece perder el tiempo discutiendo evidencias, y reconozco que no tengo paciencia para enredarme en debates en los que la manipulación de los conceptos, o la defensa de intereses bastardos, son evidentes. Lo que seguramente me ocurre es que  no tengo madera de héroe, y sospecho que nunca me pondría frente a un público escéptico al que tratar de convencer de que el emperador va desnudo, y desde luego no frente al edecán del emperador que con vehemencia, incluso con amenazas, me describiese los maravillosos bordados de su traje. Definitivamente no soy un héroe.  Sin embargo, y  no sin esfuerzo, he aceptado el encargo de escribir sobre los mercados, sobre su supuesto carácter de nido de víboras  que se alimentan de sangre y sudor humano.  Ayer y hoy de los griegos, pero mañana cabe que también del nuestro.

No recuerdo haber votado nunca a Felipe González, pero sí recuerdo perfectamente qué hacía y con quién estaba cuando, en octubre de 1982,  arrasó en las elecciones generales y  la ilusión que me provocó aquella victoria. Era entonces un estudiante universitario, y no sospechaba que más de una década después aborrecería profundamente aquellos  años de su último mandato empapados de corrupción y manipulación.  Lo señalo así, porque vuelve a gustarme escuchar a Felipe. Su posición le permite decir lo que le de la gana, y  solo a  personajes como Felipe la sociedad escucha y permite hablar sobre desnudeces, que se convierten en titulares, aunque muchas veces, no se haga  precisamente el titular de la parte más interesante de su discurso, sino de la parte que más vende. Por eso a estos personajes, conviene escucharlos en vivo, después leerlos, y por último, muy por último, atender a los titulares que generan.

Hace unos días,  Felipe González acudía a la presentación de un libro de Jose Ignacio Torreblanca sobre la fragmentación del poder en Europa. En plena crisis de deuda soberana, con la reforma constitucional recién aprobada,  y lloviendo torrencialmente sobre nuestras cabezas, Felipe González reconvenía a López Garrido, y nos acusaba como españoles de memoria frágil, y nos recordaba que Europa “no impone nada. No estamos haciendo lo que nos impone Europa,  hacemos lo que queremos hacer, y si lo hacemos es porque creemos que nos conviene, no porque nadie nos lo imponga.   Me gustó escuchar esto, porque de tanto tratar de encontrar culpables sobre los que expiar el dolor social que provoca la crisis,  llega un momento que los acusadores se sienten lo suficientemente valientes para girarse en cualquier dirección levantando el dedo contra aquel que tenga pinta de ser sospechoso. Y los demás, aun conociendo que no puede acusarse a quien hasta hace un instante fue un instrumento útil, se callan y doblando la cerviz, agradecen que la culpa sea de otro. Si de ese otro he sacado provecho mientras las circunstancias lo permitieron y ahora aparece como culpable, mis posibles culpas aparecen así redimidas.

Del mismo modo que González recuerda que estamos donde estamos por Europa, y que si aceptamos lo que aceptamos lo hacemos porque nos conviene y no porque nos lo impongan, lo mismo ocurre con los mercados financieros. No nos gusta la extrema derecha que empieza a dar síntomas de encontrar un espacio en las sociedades avanzadas del norte de Europa, del mismo modo que no nos gusta la política de los filoterroristas del sur, pero, si queremos aceptar que vivimos en una sociedad democrática, tenemos que aceptar que existen disfunciones que, aprovechando las instituciones de las que nos servimos para el progreso económico y social,  generan algunos monstruos a los que solo podemos combatir con la ley, con la razón y el conocimiento.

Las organizaciones complejas como es la sociedad moderna, siguen necesitando de explicaciones sencillas, pero no siempre las explicaciones sencillas son posibles. Los mercados financieros son mecanismos complejos, y los que vivimos en sus inmediaciones sabemos que distan mucho de ser mecanismos perfectos. Y no solo no son perfectos, sino que se parecen muy poco a lo que la sociedad entendería como lugar donde hay un equilibrado reparto de justicia. Los mercados están concebidos para que sean útiles, no justos, y para que contribuyan al desarrollo de la sociedad mediante una adecuada reasignación de riesgos.  Cuanto más compleja y más avanzada es la sociedad, más complejos son también los riesgos que ha de gestionar, y por lo tanto más exigente es con sus mercados financieros.  Estos responden diseñando productos  que  pretenden atender a la demanda de seguridad que exige la sociedad.  Para estimular su creatividad se permiten mecanismos de recompensa, que en situaciones de crecimiento son escasamente cuestionadas, pero que en situaciones de crisis, y en particular en una tan aguda como la que padecemos, son objeto de señalamiento y de acusación, acudiendo en muchos casos a verdades comunes que en poco ayudan a entender lo que nos ocurre y, por lo tanto, nos mantienen alejados de la solución.

No querer entender los mercados va en beneficio del reducido grupo de monstruos que lo habitan.  Son monstruos que se precisan para asumir la parte de riesgos  que otros no están dispuestos a soportar, y su actividad ha de estar estrechamente vigilada y regulada.  La sociedad los precisa para desprenderse de riesgos indeseados, pero al tiempo los teme, porque en el ejercicio de su actividad son capaces de generar un riesgo que va más allá del que absorben y que con esta crisis ha pasado de los libros de texto a la realidad cotidiana, y que conocemos como riesgo sistémico. La actividad de estos monstruos se concentra en una parte pequeña de los mercados financieros, quizá no mayor del 10% del conjunto, pero que tienen una considerable capacidad de generar energía, de modo que llevan a confundir el todo con la parte.  Atienden al requerimiento de fuerzas anticíclicas, que ayuden a garantizar el rendimiento del ahorro en situaciones de adversidad. Nadie quiere que su compañía de seguros, o su fondo de pensiones, o su fondo de inversión se vea arrastrado a incumplir con aquello que comprometen. Para que cada día nuestro sistema de libre mercado funcione, y ofrezca lo que la sociedad le demanda en sus múltiples formas, es necesario que otros se vean estimulados a asumir los riesgos que nosotros no deseamos. Cómo, si no, podríamos comprar o vender valores de cualquier tipo, en cualquier cuantía y en cualquier momento, u obtener rentabilidad de nuestro ahorro para compensar la inflación, o encontrar una compañía dispuesta a asegurarnos de enfermedad, o de vida, o garantizarnos una renta en el caso de  jubilación o de un siniestro de cualquier índole, u ofrecernos un crédito cuando queremos adquirir una vivienda o iniciar un negocio.  Los mercados financieros son el gran supermercado en el que compramos y vendemos cada día, y alguien ha de estar allí para hacer de comprador cuando queremos vender y de vendedor cuando compramos.  Decir que los mercados nos llevan aquí o allá cual peleles, y que son ellos los que imponen lo que la sociedad ha de hacer, es una estupidez, no menor que decir que lo que hacemos se nos impone desde Europa.  La sociedad decide acerca de los mecanismos de los que se dota, y cuando estos mecanismos son complejos, tiene que exigir a sus gobernantes una adecuada regulación, y  ofrecer a sus ciudadanos una adecuada formación.  Si hay algo que nos diferencia para bien de las economías emergentes a las que ahora admiramos, envidiamos y tememos, es que disponemos de mecanismos de seguridad que en gran medida descansan en la tupida red de los mercados financieros. Es algo propio de nuestra sociedad avanzada, y algo de lo que ellos carecen y aspiran a replicar. 

Lo peor que puede ocurrirnos, es que los que nos gobiernan, se acomoden en comprar la mercancía de los falsos profetas que nos advierten de la maldad intrínseca de los mercados financieros, y que lejos de regular para estimular su adecuado funcionamiento, pretendan imponer una “camisa de hormigón” sobre su núcleo más caliente, haciendo ver que con ello, se anulan y corrigen las conductas no deseadas de los monstruos que, en una sociedad avanzada que exige de gestionar sus riesgos, necesariamente han de habitar en los mercados financieros.

Lo que me sorprende de esta crisis es que, a pesar de cómo se sataniza a los mercados financieros, apenas solo los islandeses han puesto el dedo sobre los que por acción u omisión permitieron que los monstruos dominaran el sistema, contaminándolo hasta destruirlo. En ningún otro sitio más.   No son los mercados, son algunos de sus actores, con la complicidad activa o pasiva de los reguladores los que,  movidos por incentivos perversos, los destruyen, arrasando vidas y bienes.Yo,  miraría ahí.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

NO SOMOS GRECIA...NI ECUADOR

El FMI ya no es lo que era. De aquellas políticas exigidas a sangre y fuego, cuando era momento de ser impuesto su cumplimiento a los países pobres, hemos pasado a una diplomacia casi exquisita cuando de lo que se trata es de reprender a los fuertes. Dicen las malas lenguas que, en el proceso de negociación con Grecia, sus delegados han llegado a ser expulsados a cajas destempladas. Quién sí lo hizo, en este caso con los representantes del FMI y del Banco Mundial, y no para recibirlos poco tiempo después, fue el actual Presidente de Ecuador, quien llegó a la primera magistratura de la nación en 2007 utilizando el concepto de deuda ilegítima y argumentando que en su orden de prioridad, primero se situaría la educación y la sanidad, y después, si sobraba dinero, se atendería el servicio de la deuda externa. “Primero la vida, después la deuda” sentenció.  

Pero Europa no es Ecuador, ni Grecia parece siquiera tentada a permitirse ese lujo, entre otras cosas, porque sus magnitudes de deuda en nada tienen que ver con las del peor Ecuador. Atendiendo a lo que señala en su informe de agosto el banco central ecuatoriano, el total de su deuda externa pública y privada supone ahora el 22% del PIB. En 2007 el 30%. En el recorte hay una jugada malvada, del tipo de la que alguno ha sugerido recientemente que efectúe Grecia. Pero incluso en las proporciones más altas, a ver quien es el valiente que hoy se atreve a decir que los porcentajes de Ecuador serían ahora considerados un problema. Sobre todo estos días, que ha sido cuando hemos tenido oportunidad de recordar, de mano de un reciente informe del BIS que han recogido algunos medios de comunicación, que en las economías desarrolladas, los porcentajes de su deuda superan ampliamente los tres dígitos, multiplicados después por 2, por 3 y hasta por 4, y que por cierto, sitúa a España en un poco glorioso cuarto lugar mundial, con en un nivel de deuda total del 355% del PIB.  

Es sabido que cuando debes poco tienes un problema, pero cuando debes mucho, el problema es del acreedor. Es posible que las exquisitas formas actuales del FMI, en las que algunos encuentran un punto de inocencia y que incluso relacionan con el acceso al cargo de máxima responsabilidad de una mujer, tengan menos que ver con esto y más con el nivel de deuda y la dimensión de las consecuencias si alguno decidiese hacer algo parecido a Ecuador. Por si las tentaciones, hubimos de colocar el servicio de la deuda en primer nivel, que es lo que se ha hecho con nuestra reforma Constitucional, y detrás de nosotros vendrán otros, que por eso Alemania se ha empeñado tanto. Seguro que para proteger a sus bancos, pero también porque es posible que ya sepa que no le queda más remedio que ayudar. Con tiempo, que después de dinero, es de lo que menos tenemos. Señalo esto, porque el FMI decía ayer que si creciésemos lo previsto por el Gobierno, cumpliríamos con el objetivo de reducción de déficit. Y si mi abuela tuviera ruedas…

martes, 20 de septiembre de 2011

LOS BRIC Y EL DOLAR. Por Alberto Pazos

Del magnífico comentario de Alberto Pazos en www.omegaigf.com, me permite el autor extraer algunos de sus apuntes para que podamos tomar conciencia de lo que está ocurriendo, en su relación con el dólar, en divisas tan importantes en Latinoamérica como el Real Brasileño y el Peso Mexicano.   

"La falta de acuerdos concretos en el Ecofin del pasado fin de semana, ha vuelto a acentuar en los mercados la toma de posiciones consideradas de menor riesgo. En los mercados de divisas, el principal demandado está siendo el dólar, que no sólo recupera posiciones con respecto al euro, sino que también lo hace con respecto a otras monedas como el real brasileño y el peso mexicano. El real cedió ayer cerca de un 4% frente al dólar, registrando el mayor descenso desde julio de 2010, y llevó la cotización frente al dólar a niveles de 1,80 Usd/Brl, lo que supone mínimos de los últimos 14 meses. El peso mexicano cedió cerca de un 1%, hasta la zona de los 13,20 Usd/Mxn. Otras divisas de la zona, como el peso colombiano y el sol peruano, también registraron pérdidas con respecto al dólar, mientras que el peso chileno se ha mantenido ayer sin cambios, al ser jornada festiva en Chile. Las cesiones de ayer se suman a las registradas en las últimas semanas, que en el caso del real acumula desde inicio de mes un 13% de depreciación frente al dólar, mientras que en lo que llevamos de mes el peso mexicano cede cerca de un 7% y el peso chileno acumula un descenso de un 4% frente al dólar. A modo de referencia, el euro acumula en el mismo periodo un descenso del 5%. A las dudas derivadas sobre la situación fiscal en la eurozona, se suma el temor a una desaceleración económica en Estados Unidos, lo que afectaría negativamente al crecimiento de estos países, en especial México y Brasil. Ante este riesgo las autoridades monetarias brasileñas decidieron recortar los tipos de interés el pasado día 1 desde el 12,5% al 12%, lo que podría alentar a otros países de la zona y podría favorecer la salida de capitales de la región. 

Vinculándolo a la crisis europea, señala:  "el presidente del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera y según declaraciones publicadas en Valor Económico -principal diario de negocios de Brasil-, señala que algunos países BRIC ya están comprando deuda europea a través del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera. Estas compras suponen en el caso de Brasil, además de una diversificación de sus inversiones al invertir en un fondo “AAA”, una oportunidad para incrementar su rol en la política exterior y, según algunas fuentes, las cuantías que Brasil podría destinar a estas compras no superarían los 9.000 millones de dólares, frente a los 350.000 millones de dólares que posee de reservas, y se realizarían a través de un fondo soberano. La compra de deuda europea por parte de países BRIC podría ser analizada en los próximos días, bajo el paraguas de las reuniones del G-20 y FMI que se celebran desde ayer en Washington."

domingo, 11 de septiembre de 2011

SALVAR EL EURO


Si el euro tiene que superar esta etapa, es porque analizadas las alternativas, el coste de cualquiera de ellas es mayor. Si aceptamos esto, que es algo en lo que incide un reciente informe de UBS, solo un evento fuera de control del conjunto de la UME, como sería una declaración unilateral de abandono, tiene oportunidad de abrirse espacio creíble y por ello posibilidad de ser “comprada” por los mercados. El viernes, el rumor de un inminente anuncio de suspensión de pagos de Grecia y su abandono del euro, seguido del anuncio alemán de estar preparando un plan para rescatar a sus bancos en el evento de una suspensión griega, aumentó en mucho la preocupación. Y eso es porque más allá de los números, no resulta imposible aceptar que en una situación límite, un gobernante pueda tomar una decisión no respaldada por este tipo de cuentas. A pesar de todo, habremos de convivir un tiempo con esta amenaza de ruptura del euro, que aunque resulte inaceptable económicamente tanto para deudores como para acreedores, no tiene modo de ser definitivamente apartada, al menos durante las semanas precisas para que acabe de definirse la forma en la que la deuda soberana griega va a ser renegociada.

El euro se depreció con fuerza. Cuando el pasado lunes mencioné lo inmediato que percibía un ajuste, señalé lo paradójico de su comportamiento en agosto. No entré entonces en relatar las causas. Esencialmente están vinculadas a la operativa bancaria. La amenaza de una suspensión griega pende sobre la banca europea, y esto exige una importante recapitalización del sistema financiero. Es lo que opina el FMI, y negar esto es una estupidez. Al fin y al cabo los bancos europeos se comportaron hasta hace muy poco tiempo asumiendo que ningún país de la EZ podía suspender pagos en su deuda soberana. Ahora ya se sabe que sí, que esto no solo es posible, sino probable. Como consecuencia los bancos europeos ni prestan, ni encuentran quien les preste. Hasta que esta posibilidad no fue tan evidente, aprovecharon sus subsidiarias fuera de la EZ para endeudarse, al modo que lo hacen las multinacionales españolas que no encuentran crédito aquí, pero si en Brasil, por ejemplo. Lo hacían en divisa, que era vendida para comprar los euros que necesitaban. El euro transmitía así la falsa sensación de aguantar el envite. Ahora, las circunstancias cambian y el dinero que sale, ya no es compensado, y el euro se viene abajo.

No es sencillo aventurar lo que va a pasar, pero no es difícil imaginar que los mercados de crédito continuarán cerrados, es decir, que la financiación del sistema financiero habrá de venir vía bancos centrales, y es posible que eso acentúe el descenso de demanda de euros. Van a ser semanas, en las que mientras los líderes políticos estarán buscando la forma en que mejor digerir la incapacidad de pago de Grecia, los bancos centrales van a tener que sostener el sistema de un modo similar al que han venido haciendo, pero con una intensidad hasta ahora desconocida. La dimisión el viernes del economista jefe del BCE es una clara señal de que la institución hará lo que sea para salvar el euro. Es la solución más económica, y seguramente la única, y probablemente la mejor.

lunes, 5 de septiembre de 2011

EURUSD: EN MANOS GRANDES


Los máximos y mínimos del EURUSD de la semana pasada prácticamente representan los extremos de un rango en el que lleva la cotización tanto tiempo, que las medias móviles de 20, 50 y 100 días son 1,4358, 1,4322 y 1,4364. Teniendo en cuenta que 100 días hábiles son cinco meses, y que la media móvil de 200 días es 1,4008, habrá que empezar a pensar que algo raro acontece en los mercados de divisas, porque la estabilidad no puede venir explicada por la ausencia de aconteceres políticos y económicos de todo tipo. Pero no dedicaremos espacio a exponer nuestra opinión sobre esto, sino a tratar sobre si continuará. Esta especie de congelación que afecta al EURUSD, tiene la ventaja obvia de la estabilidad, pero tiene también un grave inconveniente, y es que deja de responder a cualquier tipo de correlación estadística que pueda servir de guía para pronosticar su posible evolución. Ahora ni correlaciona con los mercados de renta variable, ni con los precios de las materias primas, ni con los diferenciales de tipos de interés, ni con índices de solvencia de la deuda soberana, ni con nada. Simplemente parece que está en hibernación.

Pero despertará. Muy rara vez ha pasado más tiempo del que ahora lleva hibernando. En que sentido saldrá y con que fuerza es la pregunta para la que querríamos tener respuesta. Los últimos intentos, muy amparados en un análisis técnico, que aunque mutando, sigue advirtiendo de un viaje con destino en los 1,50-1,60, han sido precisamente buscando ese horizonte. Esta pasada semana hemos tenido valores de 1,4550 y 1,4533 como máximos el lunes y el martes, valores que de ser superados hubiesen abierto brecha. Sin embargo, la semana terminaba marcando un mínimo en 1,4183 y con un sesgo claramente bajista, es decir, favorable al dólar. Justo el día en el que sabíamos que una economía como la norteamericana, que precisa crear al menos 150.000 empleos mensuales para igualar el crecimiento de su población activa y evitar, al menos, el incremento de la población sin empleo, creaba cero empleos, o sea, nada. La renta variable se iba abajo con fuerza, los tipos a largo también, pues recogen lo que sale de la renta variable, y paradójicamente el dólar se refuerza. Y la información de que disponemos es que las compras de dólares proceden de lo que en el mercado se llaman “manos grandes”, es decir, cuentas en las que la unidad de acción son 1.000 millones, importe conocido en la jerga como una yarda.

Lo que está ocurriendo en Europa, que nos pone cada vez más frente a hipótesis de ruptura del euro, la proximidad del relevo del actual presidente del BCE, la revisión general de pronósticos sobre crecimiento, y sobre todo, los síntomas cada vez más evidentes de una nueva glaciación crediticia del tipo que se produjo hace dos años, hacen que la probabilidad de una pronta salida del EURUSD de su estado en hibernación esté subiendo mucho, y de que lo haga en dirección favorable al dólar, también. La reducción de saldos líquidos en la banca europea, y el aumento en los norteamericanos, hace este pronóstico más verosímil.

jueves, 1 de septiembre de 2011

CUANDO “COMO” IMPORTA MAS QUE “DONDE”


Tras leer en el comunicado del MEH la evolución del presupuesto en los siete primeros meses del año, queda claro que el Gobierno se apaña para ajustar lo necesario en los gastos, y que asiste a como se reducen los ingresos. Aún así, las cuentas indican que todo se está focalizando hacia cumplir lo prometido.

¿Se cumplirá con el 6%?

Si no es llamativo el exceso, puede ser menos relevante tras la reforma constitucional y el apoyo que suponen las compras de deuda del BCE, y que, ojo, esteriliza. Quiere decir que lo que inyecta comprando, lo retira en operaciones de drenaje del sistema financiero, en lo que resulta una operación de mero intercambio en la que lo que se altera es el reparto de liquidez. No es muy importante ahora que, por desfortuna, vuelve a secarse el mercado interbancario, pero tampoco es una fórmula que pueda funcionar mucho tiempo. No es tampoco una operación barata, y desde luego es una operación de riesgo.

Parece que la FED va a hacer algo parecido, comprando títulos de largo plazo y vendiendo de corto, de modo que tire hacia abajo de los tipos a largo y suban los cortos. Esto se está volviendo cada vez más complejo de entender y de explicar. Será algo similar a QE2 pero sin engordar más el balance de la FED, que está de papel a rebosar. Siendo así, tendrá menos impacto, es decir, será manos eficaz, pero parecerá más limpio.

En la esperanza de que liquidez no falte, los mercados se van apañando para mantener la cabeza fuera del agua. Lo mismo que el EURUSD, que si se mueve menos parece de cartón piedra. Y mientras, se admira la sabiduría de inversores como Buffett, que compra 5.000 mill de dólares de acciones de BoA. Desde entonces subió un 17%. En ese universo que es Twitter, siempre hay alguien en el secreto. Realmente WB compró acciones preferentes con un cupón del 6% anual y cancelables a voluntad de BoA pagando un 5% de prima. Incluido en el trato hay 700 millones más en warrants (opciones de compra) sobre acciones ordinarias con strike de 7,14$. Así visto, suena menos patriótica la inversión en una entidad que no acaba de digerir lo que tuvo que comprar en 2008 y 2009.

Refuerza esto la idea de que estamos más en tiempos del “como”, que del “donde”.

miércoles, 31 de agosto de 2011

LAS GALLETITAS

Aunque dentro de una dinámica algo perversa, lo que ocurre tiene un cierto hilo conductor. Comenzó a manifestarse de forma aguda con el cierre de los mercados a la deuda española e italiana al empezar agosto. Del conjunto de factores, el más novedoso por la posición que empezó a ocupar, fue el crecimiento.  “Si no creces, no podrás pagar tus deudas, así te pongas todo lo restrictivo que quieras”. Atacó por ahí, por el sur de Europa,  pero ha acabado por abrirse tanto hueco, que hoy,  último día de este complicado mes, la preocupación por las consecuencias de la ausencia de crecimiento ya ocupa la parte central.

Revisiones a la baja en 2011 y 2012 se están generalizando, y afectan sobre todo a las economías desarrolladas, -véase en particular el caso alemán con la revisión anunciada por S&P-,  pero hasta el Banco Central de Israel argumentaba ayer la moderación en el crecimiento de la UE y de EE.UU para mantener sin cambios sus tipos oficiales en el 3,25% por tercer mes consecutivo.  Curiosamente, y conforme la situación se ha ido manifestando más difícil en lo económico,  -algunos de los indicadores adelantados publicados ayer son demoledores- los mercados financieros han ido ganando en resistencia y hasta en pseudo confianza. ¿A que achacar esta contradicción? Fundamentalmente a la suposición de que rascando en el fondo del saco, los bancos centrales acabarán encontrando esa penúltima “galletita” que como en el cuento de la isla, el más listillo había reservado para una situación al límite. 

Que los mercados no se hundan es condición necesaria para mantener viva la esperanza de recuperar PIB y empleo. Ya son dos de la significación de Goldman Sachs y de JPMorgan los que anuncian que esperan medidas de la Reserva Federal en septiembre. Leyendo el acta de la reunión de agosto –ayer no se habló de otra cosa-,  parece que aparecerán galletitas, porque por poco políticamente correcto que sea, lo que a los bancos centrales les resta por hacer es eso, sacar galletitas.  Muchos de los que más opinan, -no necesariamente  mejor-,  aplaudirán con entusiasmo, pero para crecer, claro que no hay que morir, pero no será a base de galletitas. 

lunes, 29 de agosto de 2011

LAS CLAVES. DE LECTURA OBLIGADA (30’)


Leyendo tres discursos, del presidente de la Reserva Federal, del presidente del BCE y de la gerente del FMI, y un artículo, el del ex primer ministro laborista británico, puede uno hacerse una idea de donde estamos, cuales son los riesgos y que puede esperarnos en la crisis. Al menos es la visión desde lo que podemos considerar el sector oficial, que al fin y al cabo, y salvo una revolución jacobina que derribe el sistema capitalista y que no parece que vaya a empezar mañana, están al mando.

De los tres discursos, todos ellos pronunciados en Jackson Hole, el más pegado al terreno es el de la gerente del FMI. De lectura recomendable, corto, sin tecnicismos y además traducido al castellano, deja bastante claro lo que los banqueros centrales también apuntan, aunque con lenguaje más teórico y complejo el europeo y más distante en cuanto a asumir responsabilidad el norteamericano. Este último, de hecho parece distanciase del problema fiscal y en su discurso adopta una posición pasiva de aviso, para mostrar su disponibilidad de cooperación en las medidas monetarias no convencionales que estudiará en la reunión de la FED del 21 y 22 de septiembre (la prolonga en un día).

Aunque los tres se complementan bastante, para hacer un resumen en común basta con referirse a lo que está pasando en España con la reforma constitucional. Se trata de asegurar a los mercados financiadores que los países –particularmente los más endeudados- están dispuestos a garantizar equilibrio presupuestario a largo plazo, para que a cambio se les siga financiando y se les permita mantener a corto plazo medidas de estímulo que acaben por poner en marcha las economías. Para ello, señala el banquero europeo, hacen falta reformas estructurales, y las detalla. Por si las dudas, los dos banqueros insisten en la importancia crítica de la expectativa de estabilidad de precios. Imprescindible leer a la gerente, muy recomendable al banquero europeo, y puede saltarse al norteamericano. En cuanto al artículo del británico, imprescindible para entender el papel alemán.

¿Los mercados? Estos lo que quieren es seguridad. Lo de siempre. Por eso acabaron subiendo el viernes. Les gustó.


jueves, 25 de agosto de 2011

UNA ALEGRE SESION


Para los parámetros que manejamos, hasta podríamos hablar de recuperación del dólar ayer, que tras empezar la sesión perdiendo, recuperaba valor contra 16 de sus principales referencias y por supuesto en el Dollar Index. Hay que tener en cuenta que mientras que los argumentos de orden económico son, en el mejor de los casos, confusos, -un día perjudican al dólar pero mañana, como ayer, perjudican al euro-, para un analista técnico no hay lugar a muchas dudas, el precipicio, al menos en el euro/dólar, está claramente bajo los pies del dólar, es decir, que quien tiene que demostrar que aguanta es el dólar, porque de otro modo la amenaza está en los 1,50-1,60 cuando no en los 1,70-1,80 que anunciarían las proyecciones de Fibonacci.

Lo que ayer despertó el mini sismo que afectó sobre todo al oro, y que según las crónicas registraba su “mayor descenso en un día desde 2008” fue, aparentemente, la coincidencia de dos datos calificados de excelentes de la economía norteamericana. A saber, pedidos de bienes duraderos (inversión) y precios de viviendas, (crédito y confianza) superando ambos con mucho los pronósticos. Hasta la rentabilidad de los bonos del Tesoro USA subió, (10 pb el tipo a 10 años), algo que en medio de un ambiente deflacionista nos dice que hasta los mas pesimistas tienen accesos de entusiasmo: “hasta en el camino a la muerte hay ráfagas de vida que te hacen sentir mucho mejor” señalaba un estratega que gestiona una cartera de 22.000 millones.

Pero incluso en días de moderado entusiasmo como ayer, el estratega, como casi todos, tiene obligación de atender a lo que el viernes, en Jackson Hole, pueda anunciar el Presidente de la FED. Como son tiempos de sorpresa –véase España- no se puede decir que no, pero especular con una QE3, cuando la QE2 está recién terminada y con dudoso resultado, no es propio de quien quiera ser considerado. No hay mucho ya que hacer en política monetaria, salvo trucos, que de eso se trata, pero mientras llega el momento en el que el BCE induce cambios en las expectativas de tipos, y eso -esperemos- induzca también algo de debilidad al euro, bien está que tengamos alguna que otra tarde como la de ayer.