jueves, 6 de octubre de 2011

LLEGÓ LA HORA


No hace falta más que leer entre líneas los artículos de prensa nacional ó internacional del fin de semana, o escuchar las advertencias del Primer Ministro británico, o revisar los blogs de economía donde se expresan algunos de los economistas o columnistas económicos más influyentes del mundo, para caer en la cuenta de que algo grave o muy grave está a las puertas de irrumpir en nuestras vidas. ¿Por qué la preocupación y por qué su inmediatez? Pese a lo que pudiese parecer, la respuesta es sorprendentemente simple, y puede explicarse sin demasiada dificultad ni necesidad de metáfora alguna. 

Cuando estalló la crisis de deuda soberana, la EZ respondió con la creación del EFSF. Era un fondo para el rescate de países del área que no podían hacer frente al pago de la deuda pública. Antes se había animado a los bancos europeos a comprar masivamente esa deuda creyendo que esas compras serían remedio suficiente, y estos lo hicieron encantados, pues tomaban fondos a tipos muy bajos que colocaban en deuda a tipos cada vez más altos. Un beneficio falso y fácil. Cuando el EFSF se crea, la pandemia ya se había extendido a través del sistema financiero europeo. La amenaza había salido del perímetro de un país para trasladarse al balance de un debilitado sistema financiero. Cuando la desconfianza acorrala a más países, la EZ tiene que ampliar y autorizar al EFSF para que además de rescatar países, pueda también acudir en soporte del sistema financiero. Fue el 21 de julio y se asignó para el conjunto un importe de 440 MM€. El procedimiento de ratificación está en curso, y era aprobado por el parlamento alemán el pasado jueves. Los mercados parecieron celebrarlo, pero lo hicieron sin entusiasmo. ¿Por qué? 

A estas alturas, incluso en los cálculos modestos y aplicando los criterios que la propia EZ utiliza, la necesidad de fondos para contener las consecuencias de una desordenada suspensión de pagos de Grecia, y su propagación a otros países, y a través del sistema financiero europeo, no es inferior a 2.000 MM€ (dos billones). La conclusión sencilla es que mientras Europa avanza lentamente en aprobar 440 MM, las necesidades para contener la crisis quintuplican esa cifra, y muy pocos creen a estas alturas que Alemania esté en disposición de siquiera plantear tal aportación, revista esta la forma que revista. A pesar de la aprobación por la Cámara baja de su Parlamento de la aportación a los 440 MM, los síntomas de rechazo a nuevas ayudas se van haciendo evidentes, lo que nos acerca a mucha velocidad al peor de nuestros dos modelos diabólicos. Grecia nunca podrá pagar, pero según sea el modo de reconocer esto, sus consecuencias pueden arrastrar a toda la EZ. Por eso se precisan más recursos; para establecer un cinturón de seguridad. Sin esos recursos, cuando estalle el caso griego, el miedo a sus efectos y a la propagación será máximo. Sin capacidad de respuesta, la EZ y su representación, el euro, estará amenazada. 

El tiempo para que afrontemos este evento es incierto, pero no necesariamente largo. Las consecuencias variarán dependiendo del modo, pero pueden incluir desde el abandono de Grecia del euro, al propio abandono alemán. Es tiempo de analizar como prepararse. Y no es nada fácil.

No hay comentarios:

Publicar un comentario