Los chinos venden deuda norteamericana y los norteamericanos suben los tipos de interés.
Interpretado sin más podría reforzar a cualquiera que pensase que el dólar puede estar en zona sobre la que no recuperar mucho más. Respecto a la primera afirmación, los datos recientes publicados por el Tesoro norteamericano serían el elemento fuerte para el dólar bajista. Y es que ciertamente el saldo chino en Pagarés del Tesoro norteamericano descendió un 36% en enero sobre diciembre, arrastrando a la baja el saldo total de deuda norteamericana en manos chinas un 4.3%. Y es el segundo mes consecutivo que así sucede. Respecto a la segunda, tenemos la reciente subida de la tasa de descuento. Sorpresa relativa. Cualquier dólar bajista sabe que son más frecuentes procesos de debilidad de dólar asociados a incrementos en los tipos de interés que lo contrario. Aunque sea justo lo opuesto a lo que sugiere la teoría sobre el equilibrio cambiario de largo plazo.
De lo que debe de ocurrir, a lo que de verdad ocurre, hay un largo trecho. ¿Por qué el déficit y la deuda de Grecia han de ser necesariamente más dañinos que los equivalentes de Gran Bretaña? Seguramente porque los británicos tienen más tradición de rigor y cumplimiento. Aunque no ha sido siempre así, aceptemos que es un argumento a tener en cuenta. En este sentido, bueno es reconocer que los líderes políticos españoles han aprendido algo y, aunque tarde, han creído que era bueno salir al mercado a dar algún golpe de pecho y decir que nosotros sí vamos a cumplir. Importa menos si en verdad lo hacemos, pero sí importa y mucho hacer manifestación pública de ello.
En este juego del nada es lo que parece, lo cierto es que la venta de deuda de los chinos resulta ser consecuencia de un incremento de confianza en la marcha de la economía norteamericana. ¿Y eso?, se preguntará. Pues resulta que los chinos, como muchos otros, decidieron en los peores meses de la crisis, meter su dinero nuevo en deuda de corto plazo. Era de lo más seguro entre lo conocido, y siempre había tiempo de cambiar la decisión a futuro. Pues bien, ahora, conforme van venciendo esas posiciones, -a gran ritmo- van entrando –a ritmo algo menor- en deuda a largo plazo, de modo que los chinos deciden que resulta atractivo prestar de nuevo a los norteamericanos a largo plazo, y ya no solo a corto. ¿Qué puede ser esto sino confianza en el deudor? Interés propio, diría alguien. También. A China, interesa un mercado grande, líquido y lo suficientemente profundo para colocar su enorme masa de reservas (2,4 billones de dólares). De modo que es un “ganamos todos”. Nada más favorable.
¿Qué la FED sube el tipo de interés a los bancos? ¡Que mejor señal de que confían en la recuperación del sector financiero! Por si fuera poco ofrecen rigor, y castigan –poquito- a los malos. Porque, ¿hay alguien en la sala a quien caen bien los bancos? Hace unos días la edición alemana de FT, y el sábado la revista Der Spiegel, detallaban que paquete de asistencia estaban los alemanes en disposición de dar a Grecia. Lo que resulte más barato, para conseguir lo que España está intentando por si sola, comprar credibilidad. En el caso griego, será a cambio de un jarabe difícil de tragar. Pero ellos, víctimas de su historia, no tienen alternativa. Y por supuesto con un 2.5% no se van a cargar al euro que tanto trabajo costó. Aún así, que duda cabe que mientras los norteamericanos están en marcha, aquí hay que darle al menos un par de vueltas más. Por eso que el dólar, mucho, lo que se dice mucho, no parece que vaya a perder. Y para eso no hace falta que España represente un peligro. Los americanos se bastan solos.