La UME se quedó sin sus principios fundacionales cuando hubo de articularse el rescate de Grecia la pasada primavera. Durante más de diez años la Unión Monetaria se apoyó en principios que habían sido elaborados pacientemente, tras las lecciones que Europa creía haber aprendido en sucesivas crisis monetarias, y en particular tras la que afectó al Sistema Monetario Europeo (SME) en la primera parte de los años 90. Entonces la libra pertenecía al mecanismo monetario germen del euro, (entonces ECU), y a pesar de todos los esfuerzos que en aquel momento se hicieron, la libra esterlina abandonó el SME, para no volver nunca. Imaginar entonces que pocos años después nacería el euro era absolutamente imposible.
Dicen algunos analistas que es solo a base de golpes cuando se consiguen avances en la Unión Europea. Estamos ahora en medio de un gran golpe. Como se encaja y que futuro nos depara es lo que se está discutiendo. Hay que ser conscientes de que el mundo desarrollado ha optado por caminos diferentes a uno y otro lado del Atlántico. Por lo pronto, esto traerá más volatilidad a los mercados financieros. Los norteamericanos tienen una arquitectura institucional bien asentada y capaz hasta el momento de soportar los envites que su sistema financiero ha provocado. En Europa la situación es más crítica, y por primera vez en su breve existencia puede decirse que hay una posibilidad, aunque podamos considerarla remota, de que el euro esté en peligro. Tal riesgo no es ya a causa de una economía en concreto que pueda estar más o menos desequilibrada. Es la ausencia de reglas, y como se está negociando la nueva arquitectura, prácticamente en un mano a mano entre alemanes y franceses, la que nos sugiere pensar que la nueva UME, será la que Alemania imponga, o no será. Y lo que ahora hace Francia es tratar de contener a Alemania, pero la historia nos dirá para qué y por cuanto tiempo.
El caso es que la Cumbre de la UE del jueves y viernes de esta semana, es posible que sea la más trascendente para nuestro futuro de las que se han celebrado desde que existe el euro, y no tanto por lo que tiene que decidir, que poco va a decidir que no conozcamos ya, sino por lo que no va a decidir, y por lo tanto por lo que arriesga. Sería poco menos que un milagro que la Cumbre sirviese para poner punto y aparte en la crisis de deuda de la zona euro. Y es que lo que las posturas formales muestren, pueden estar bastante lejos de las posiciones reales. Quizá como ocurrió con la crisis del SME, esto sirva a unos años vista para más Europa, pero si es así, será sin duda más alemana que francesa.
Dicen algunos analistas que es solo a base de golpes cuando se consiguen avances en la Unión Europea. Estamos ahora en medio de un gran golpe. Como se encaja y que futuro nos depara es lo que se está discutiendo. Hay que ser conscientes de que el mundo desarrollado ha optado por caminos diferentes a uno y otro lado del Atlántico. Por lo pronto, esto traerá más volatilidad a los mercados financieros. Los norteamericanos tienen una arquitectura institucional bien asentada y capaz hasta el momento de soportar los envites que su sistema financiero ha provocado. En Europa la situación es más crítica, y por primera vez en su breve existencia puede decirse que hay una posibilidad, aunque podamos considerarla remota, de que el euro esté en peligro. Tal riesgo no es ya a causa de una economía en concreto que pueda estar más o menos desequilibrada. Es la ausencia de reglas, y como se está negociando la nueva arquitectura, prácticamente en un mano a mano entre alemanes y franceses, la que nos sugiere pensar que la nueva UME, será la que Alemania imponga, o no será. Y lo que ahora hace Francia es tratar de contener a Alemania, pero la historia nos dirá para qué y por cuanto tiempo.
El caso es que la Cumbre de la UE del jueves y viernes de esta semana, es posible que sea la más trascendente para nuestro futuro de las que se han celebrado desde que existe el euro, y no tanto por lo que tiene que decidir, que poco va a decidir que no conozcamos ya, sino por lo que no va a decidir, y por lo tanto por lo que arriesga. Sería poco menos que un milagro que la Cumbre sirviese para poner punto y aparte en la crisis de deuda de la zona euro. Y es que lo que las posturas formales muestren, pueden estar bastante lejos de las posiciones reales. Quizá como ocurrió con la crisis del SME, esto sirva a unos años vista para más Europa, pero si es así, será sin duda más alemana que francesa.
Un resumen de este post, ha sido publicado esta mañana en La Tribuna de Cinco Días
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