miércoles, 8 de febrero de 2012

LA GRAN CONCENTRACION


De las tres grandes reformas que había que esperar del nuevo Gobierno, ya tenemos el diseño, más o menos completo de una de ellas. La del sector financiero. La exponía el Ministro De Guindos en una comparencia, que tenía más de conferencia de un alto ejecutivo financiero ante una clase llena de aspirantes a ejecutivos de banca de inversión o altos funcionarios, que a los ciudadanos que con nuestros impuestos pagamos la cuenta del Estado. Imagino como muchos de los que asistieron a la comparecencia por TV, acabaron por engancharse más al gesto y dotes de dominio del auditorio del Ministro que a aquello que anunciaba. Entre imposible y muy difícil de seguir el Ministro. Incluso para un ciudadano con conocimientos medios en finanzas, y no precisamente domésticas. ¿Por qué habla así el Ministro De Guindos? ¿A quien se dirige? ¿Por qué una inédita rueda de prensa previa al Consejo de Ministros? ¿Por qué tan acelerado? ¿Por qué tan sobrado? De Guindos no es un político, y déjeme hacer una predicción: o cambia y aprende a serlo, o una vez efectuada la reforma, será de los salga del Gabinete en la primera remodelación del Gobierno. ¿Su sustituto? Alvaro Nadal, y entonces sí, el vicepresidente económico será quien estaba destinado a ello, Cristóbal Montoro. Dejémoslo aquí. Esto importa poco ahora. 

Pero usted lee esto para saber de que habló el Ministro, y como le va a afectar. Voy a intentar responderle. El Ministro de Guindos quiere sanear el sistema financiero. Pisa a fondo el acelerador de la reforma ya iniciada por el anterior Gobierno, pero insiste en que lo hace sin poner dinero; mediante fusiones. Mejor dicho, quiere que se note lo menos posible el dinero que tenemos que poner, el que ya estamos poniendo. ¿No le gusta al Ministro De Guindos que digamos que ponemos dinero? Bien, aceptamos pulpo. ¿Le parece que digamos arriesgando nuestro dinero? Aquí ya tiene más difícil negarlo. Los que nos gobiernan desde dentro y los que lo hacen desde fuera llevan mucho tiempo arriesgando nuestro dinero. Pero quieren que no nos demos cuenta y ponen en ello mucho empeño.

Quienes van a poner sin duda son los accionistas de los bancos. Tienen que incrementar las provisiones específicas, es decir, aquellas destinadas a propósitos concretos, y las genéricas, que son las destinadas a cubrir lo que ahora se supone que está bien, pero que puede empeorar. Unas y otras vendrán de los resultados. De ahí habrán de sacar alrededor de 35.000 millones, que seguro que será algo más. 
Otros 15.000 millones vendrán del capital, es decir de lo que ya tienen como beneficios obtenidos en el pasado, y aquí entran los bonistas según su grado, particularmente algunos de esos instrumentos de deuda que tan irresponsablemente se ha vendido y han comprado muchos pequeños ahorradores que ahora llenan las páginas de los periódicos locales reclamando un dinero que creían invertir seguro. Y todo esto, habrán de hacerlo este año. ¿Y si no hay resultados, ni capacidad de capital? Entonces a desaparecer, por subasta o por fusión. 

Como muchas de las entidades no tienen los recursos suficientes para hacer esto en la parte que les toca, van a tener que entregarse en los brazos de quien si puede. Los más sólidos, los grandes, básicamente tres, BBVA, SCH y La Caixa se disponen a quedarse con lo mejor de lo que resta tras tres años de deterioro lento e irresponsable. En eso tiene razón de quejarse el Ministro De Guindos.  

Para el monstruo resultante, habrá más tiempo: dos años. El objetivo es la concentración competente. Así lo cree el Ministro De Guindos. Grandes, muy grandes le gustan al Ministro los bancos. Quizá no tenga otra posibilidad. O quizá no le dejen. O quizá no quiera. Quién sabe. Parecía que las concentraciones bancarias en EE.UU. habían formado instituciones sistémicas, es decir, de las que si caen, todos muertos, y que de lo que se trataba era de reducir ese tamaño. No ha ocurrido allí, y nosotros aquí, vamos a ello de cabeza. Habrá facilidades para la fusión, y nada o casi nada para la supervivencia aislada. La gran concentración está en marcha. La garantía para el comprador, es que nosotros, los ciudadanos pagamos la cuenta si lo adquirido no es a gusto del adquirente. ¿Se sanea así la banca? Si, pero hay otras posibilidades más valientes y de efecto inmediato, que el Ministro De Guindos no ha querido o no ha podido abordar. Por lo tanto, esencialmente mantiene el modelo anterior, pero se concretan las cifras y se acelera al máximo. Y el modelo elegido no puede ejecutarse en plazos más cortos. 

Pero ¿habrá crédito? Este es el problema. Desde luego no lo habrá pronto. Lo razonable es que los bancos, conforme van desapareciendo, sacando fuera los activos tóxicos al ritmo que aparezcan compradores (vendrá mucho fondo extranjero), y concentrándose los que quedan, encuentren más fácil y barato acceso al mercado mayorista de financiación, y puedan poco a poco separarse de la línea de vida de las subastas a largo plazo del BCE. Será entonces cuando podamos decir que empieza a recuperarse el crédito. Hasta entonces, los diferenciales se mantendrán altos, y lentamente se irá produciendo un cambio en el balance de los bancos, que verán rebajada la presión para refinanciar activos malos, y verán con extraordinarios buenos ojos, nuevos y sanos proyectos.

El camino de salida y los tiempos ya están definitivamente trazados.

Aún así, se nos hará muy largo. Habrá tanto que depurar en los balances de los nuevos monstruos para hacerlos rentables, que, asegurada la financiación a través del BCE y de lo que puedan recurrir al FROB, las entidades centrarán toda su atención en ello. Bien hace el Ministro en decir que exigirá que los niveles de crédito se mantengan, porque tendrá que ser por obligación. Desconozco como hará cumplir esa exigencia, y que pasará si la incumplen. 

Habrá despidos, habrá cierres de oficinas, los contribuyentes arriesgaremos prestando nuestro dinero en los procesos de fusión. Habrá un sensible descenso del precio de la vivienda. Eso seguro que lo consigue esta reforma, reordenar un mercado de vivienda absolutamente roto e irregular. El problema es la demanda interna solvente, que hay poca, de modo que es lógico pensar que el grueso pasará a formar parte de la cartera de fondos extranjeros que, a precios muy baratos, pueden pasar a controlar una buena parte del parque inmobiliario español. 

No me pregunte por las obligaciones convertibles contingentes, eso que el Ministro decía ayer, “los conocidos CoCos” ¿Qué no sabe lo que son? Pero hombre… ¡por favor!... ¡los CoCos! ¡Cachiss! Como dice el Ministro tirando de paciencia cuando la pregunta es tan obvia que no se puede aguantar, “¡Vamos a ver!”. En una de las varias ocasiones que tuve de debatir en público con él antes de ser Ministro, se me ocurrió compadecerme de los griegos, pensando en quienes les gobiernan. “No tienes ni idea José Manuel”. Es evidente que él consideraba que se lo tenían bien merecido. Así es la reforma financiera del poco político Ministro Luis De Guindos.

2 comentarios:

  1. Hola Jose Manuel
    Totalmente de cauerdo, pero permiteme ser más prosaico... Me contentaría con la GRan Reforma que sería la de que la Banca en este país dejará de ser la mano que mece la cuna. Cuidate

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  2. Gracias por tu siempre apreciado criterio JLMON. Al final resultará que la reforma financiera es la más eficaz de las tres. La del Estado y su organización sin rematar. La laboral, una devaluación salarial en toda regla, y va a resultar que De Guindos es el que mejor ha hecho las cosas en el margen que le han dejado.

    Un abrazo

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