En Europa tenemos ya una larga lista de asuntos de los que ocuparnos. Su resolución nos parece lenta, y lo será, pero no estamos exentos de nuevas incertidumbres.
La
semana se inicia con una tibia respuesta a la aparente mayor disposición del BCE
a retirar estímulos monetarios, pero pesando la ausencia de plazos en los que
ha de concretarse. La referencia al final del programa de compras de activos en
el tercer trimestre es demasiado vaga como para que el mercado cambie el tono
que mantenía, lo que se tradujo en que el euro perdiese la referencia de
1.08 con el dólar por vez primera desde mayo de 2020. Se insiste mucho en el impacto de la guerra
sobre crecimiento en Europa -literalmente “enorme” para el BCE- mientras
que sigue asociando la tensión de precios a la energía.
“NEUTRAL” CUANTO ANTES
Esto
se vincula con la perspectiva de racionamiento, o de algún tipo de
medida de control del consumo energético en Europa, que tendrá que darse,
aunque continua sin aclararse la forma, como tampoco tenemos todavía el
pronunciamiento de la UE acerca de la propuesta de limitación de precios
que pretenden los dos países ibéricos para el gas y la electricidad.
Sin
duda el panorama es más gris para la eurozona que para EE.UU.
donde el comportamiento de los precios, aunque se ha moderado el ritmo de
avance de la inflación subyacente, continúa
siendo objeto de comentarios por diversos miembros de la Reserva Federal
con un predominio de los mensajes con sesgo restrictivo refiriéndose los
últimos a la necesidad de alcanzar cuanto antes un nivel “neutral”, algo que
los mercados tasan en valores entre el rango 3.0-3.5% y muy lejos de lo que se
considera que los tipos pueden alcanzar en Europa en un largo horizonte
temporal.
JULIO
O SEPTIEMBRE
Esto
no significa sin embargo que hayan desaparecido las expectativas de alza de tipos
en la eurozona este año, situándose las apuestas con preferencia a partir del
mes de septiembre, una vez se finalice el programa de compra de activos, pero
sin descartar que pudiese registrarse tan pronto como en julio. De las
diferencias a uno y otro lado nos habla el mercado de bonos, donde el
rendimiento del vencimiento a 10 años del norteamericano se sitúa ya en el
2.85%, mientras que el alemán, que ha registrado en los últimos días una subida
semejante en puntos básicos al de EE.UU., se sitúa en el 0.85%. A pesar de todo,
lejos del -0.18% con el que comenzó el año, algo que nos ilustra acerca de lo
mucho que ya se ha encarecido la cobertura de tipos de interés desde entonces.
ELECCIONES
EN FRANCIA
Pero
más allá de las incógnitas conocidas que solo puede despejar en parte el final
de la guerra, no se debe, y sin embargo se está dando por hecho, la victoria electoral
del actual presidente francés. Otro resultado sería una sorpresa mayúscula
y estaría muy lejos de ser bien recibida. La respuesta del euro, de las bolsas
y de los mercados de bonos no sería menor, al margen de que incluso en el caso
de que la sorpresa no salte, las elecciones legislativas de junio pueden
dejar al presidente francés en una posición parlamentaria muy débil, cuando no
ante la necesidad de gestionar la relación con un gobierno de distinto color
político que impida o limite reformas en un tiempo en el que decrece hasta
desaparecer la asistencia monetaria, y las limitaciones de estímulos fiscales
son evidentes. Quién sabe si a eso ha de añadirse un anticipo electoral por
sorpresa en España coincidiendo con la cercana convocatoria de
elecciones en Andalucía. Volvemos,
pero no encontramos mucho positivo a lo que encomendarnos.
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