Una publicación reciente del FMI cifra en cuatro las recesiones mundiales desde 1960:
1975, 1982, 1991 y 2009, calificando esta última como “la más devastadora”, con
una contracción del PIB mundial per
cápita del 1.8% frente al -0.7% de promedio. Es la “Gran Recesión (GR)”. Entre
los aprendizajes que los autores del estudio extraen, está lo evidente: la
necesidad de disponer de un amplio margen de respuesta en las políticas fiscal
y monetaria. Cuanto más amplio sea ese margen, más corta y menos profunda es la
recesión.
Atendiendo
al comportamiento de los agentes en el mercado, está claro desde hace muchas
semanas, que la sensibilidad de lo positivo está con Europa y la de lo negativo
con los EE.UU. Una paradoja, cuando
precisamente EE.UU. está gozando del tercer periodo expansivo más largo de su
historia. Desde 1850 los norteamericanos han registrado 33 recesiones,
11 de ellas desde el final de la IIGM, y algunas coincidentes con
recesiones mundiales. ¿La duración promedio del ciclo expansivo entre estas 11
recesiones? 58.4 meses. ¿La duración del actual? 96 meses. ¿El periodo expansivo
más largo? 120 meses. Como argumento es pobre, pero eso no hace menos cierto
que los ciclos se agotan. ¿Puede estar en el temor a un pronto fin de ciclo el
interés de los bancos centrales en ganar margen de maniobra, y al mismo tiempo
la visión contraria de los actores del mercado que temiendo el final del ciclo
no creen que sea posible elevar los tipos?
Aún
con ese nexo en común, aparentan dos posiciones contrapuestas, que sin embargo
están determinando en gran medida el comportamiento de los precios en los
mercados, y particularmente en el de divisas, donde desconcierta a no pocos que
ante un anuncio tan manifiesto como el de la Reserva Federal de su voluntad de subir los tipos de interés, los
mercados ni siquiera lleguen a descontar esa voluntad en un 50%. Era más
creíble cuando en diciembre de 2015 se produjo la primera elevación de tipos y,
sin embargo, pocos podían esperar que se tardase tanto tiempo en sumar a otro
banco central a ese proceso. No lo ha hecho nadie más, aunque es muy probable
que esta misma semana lo haga por vez primera Canadá. ¿Cuándo lo harán en la EZ?
Los mercados aparentan en sus cotizaciones que antes de lo que se supone, lo
que explica la inconsistencia entre datos, discursos, expectativas y
cotizaciones, pero entonces las razones no pueden estar tanto en la amenaza de
la inflación como en la necesaria “recarga” de herramientas frente a una
recesión.
No
se necesita mucho análisis para saber el grado de agotamiento fiscal y
monetario al que se ha llegado durante la GR. Se ocupan de repetirlo cada vez
con más insistencia los banqueros centrales al referir lo excepcional de las
políticas ultra expansivas y la necesidad de la pronta “normalización”. La
semana pasada un ministro alemán manifestaba su deseo de que la recuperación económica
que registra la EZ permita poner pronto final a “la locura de tipos de interés negativos”. Con la excusa de que la EZ ha sufrido un periodo
recesivo intermedio en el bienio 2011-12, los mercados centran su preocupación
en el posible agotamiento del ciclo expansivo en los EE.UU. Es posible que estén cometiendo un error y
que queden muchos meses de crecimiento antes de que asome el riesgo de una
recesión en EE.UU. al tiempo que todo
apunta a que durante meses, el BCE seguirá
creando masivamente dinero a pesar de sus advertencias. Eso no es muy consistente con valores del dólar/euro por encima de los 1.14/1.15
que estamos teniendo. Claro que si los que temen lo cercano del fin de ciclo
tienen razón entonces 1.20 puede quedarse corto. De momento el ciclo continúa y visto el
resultado del informe de empleo de junio, lo sigue haciendo con bastante fuerza.
n EE.UU.:
DHS y FBI advierten de la severidad de la amenaza de ciberataques a las centrales nucleares
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