martes, 23 de octubre de 2012

ALGUNAS CUENTAS ALEMANAS


¿Se romperá el euro? ¿Lo abandonarán Grecia y otros como España? ¿Cuánto costaría la ruptura? Son preguntas que durante un tiempo costaba hacerse, pero que a estas alturas ya se ha hecho todo el mundo. Todas ellas continúan sin tener una respuesta definitiva, pero es frecuente encontrarse cada semana con propuestas. La pasada se nos ofrecía el resultado de un estudio econométrico encargado por la Fundación Bertelsmann sobre el coste que para la economía mundial tendría el abandono del euro por parte de Grecia, Portugal, España e Italia. El estudio analiza el impacto en los acreedores de estos cuatro países, pero también las consecuencias sobre el crecimiento mundial a lo largo de un periodo de ocho años. La estimación del valor del impacto es de 22,3 billones de dólares hasta 2020. Sirva como referencia de medida el PIB mundial, con una cifra cercana a los 60 billones de dólares. Para Alemania, estima el estudio que el impacto de la salida de Grecia, sumaría, entre deuda incobrable e impacto económico, un total de €137 MM (mil millones), cifra que en el caso español habría que multiplicar por seis, correspondiendo €167 MM a pérdidas de acreedores por financiación y €625 MM a impacto en el PIB alemán. En cualquier caso, consecuencias que el estudio califica como “devastadoras” para la economía mundial. Como el ambiente de la semana ha sido más bien relajado, el estudio no ha tenido demasiado eco, pero antes de que la actualidad de corto plazo lo deje arrinconado, merece tener una mención. Baste recordar que el Presidente de Francia ha vuelto a referirse de forma un tanto confusa a dos velocidades dentro del euro en el marco de las difíciles, y todo indica que tensas, negociaciones sobre la unión bancaria de la semana pasada.

Aunque por primera vez en las más de quince cumbres de “decisivas” esta última había logrado rebajar el listón de las expectativas, lo que está en discusión es el paso más importante en cuanto a integración que la UE está dando desde el nacimiento del euro. Con todo, y a pesar de su más bajo perfil, el viernes ya se notaban algunos signos de cautela, visibles entre otros a través de la relación euro/dólar, pero sin que de momento se haya activado algún tipo de alarma especial. Lo más importante para España es que Alemania rechaza que la recapitalización bancaria con dinero europeo vaya directamente a las entidades con carácter retroactivo, y por lo tanto ni España y desde luego tampoco Irlanda podrán aspirar a que tal ayuda no compute como deuda pública. Los tiempos en los que se tiene que mover la ayuda a España no dejan margen para esperar a que se perfeccionen normas y calendarios, que habrán de cerrarse en lo que queda de 2012 y buena parte de 2013, de modo que los 40.000 millones que el Gobierno dice que se precisarán (tiene reconocidos solo 30.000 y serán más según Goldman Sachs), contabilizarán como deuda pública, y su devolución con cargo a nuestros impuestos será preferente frente a cualquier otro tipo de gasto público si finalmente los bancos no atendiesen los compromisos. Esta semana está previsto que se hagan públicas conclusiones de la reunión europea y todo indica que será el miércoles cuando el Presidente del BCE celebre una extrañamente aplazada rueda de prensa en la que presentará sus conclusiones.

El Economista Asimétrico

lunes, 15 de octubre de 2012

MANDAN OCHO


Refieren algunas crónicas que relatan las conclusiones de la reunión anual del FMI en Tokio, que se cierra esta XXVI Reunión del Comité Monetario y Financiero Internacional con cauto optimismo. También avisan de que, según el FMI, la recuperación puede descarrilar si las medidas no son tomadas de forma efectiva y en el tiempo adecuado. Semejante parecer ha mostrado el Ministro de Economía. Cree que la confianza en España ha mejorado de forma apreciable desde el verano, e incluso dice que detecta interés en la deuda española. 

Para los que no nos debemos a electores, nos hace falta una enorme buena voluntad para utilizar el término optimismo, por muy cauto que sea. No hace falta más que leer el comunicado publicado por una larga lista de asociaciones de empresas industriales el jueves pasado advirtiendo de las consecuencias sobre los costes para la industria de las últimas medidas del Gobierno sobre el sector energético, para darse cuenta que, como señala The Economist en su editorial de esta semana, muchos de los problemas actuales tienen su origen en desigualdades, que en los países desarrollados se dan a consecuencia de monopolios e intereses creados, y en los países en desarrollo en la corrupción y falta de transparencia. Si España tenía un problema de deuda privada alimentada desde un sistema financiero que se comportó de modo irracional y no un problema de deuda pública, ¿qué se ha hecho y quien lo ha hecho como para que ahora tengamos un problema de deuda pública y no solo no pueda aliviarse la deuda privada, sino por el contrario se arroje sobre productores y consumidores más carga de impuestos con la pretensión de aliviar la deuda pública?

Lo que se hizo fue aplicar una política económica estúpida, porque en lugar de apoyar a los que producen y consumen, se dilapidó la solvencia del Estado de forma gratuita, beneficiando solo a los grandes grupos de poder económico y cargando todo el peso sobre los que soportan la creación de empleo y de riqueza. Me decía hace muy poco un alto responsable del partido de Gobierno, que en España son ocho los que mandan y que ninguno está en el Gobierno. No hacía ninguna falta, salvo el consuelo de que se reconozca. ¿Acaso no es aquí donde radica mucho del apoyo al soberanismo catalán?

El Gobierno actual no ha tenido el valor de creer en lo que preconizaba, y a pesar de haber atraído a su seno a un tecnócrata de primer nivel como el Ministro de Economía, no ha dado ni una sola oportunidad hasta este momento a aquellos actores sociales sin cuyo concurso, ni la economía, ni la sociedad española podrán recuperar ni esperanza, ni confianza. De aquí a final de año no hay otro objetivo que el déficit público, que seguro que no se alcanzará, quien sabe si por las siete décimas que medios del Gobierno apuntan, y eso sin tener en cuenta lo que se perderá en 2012 de lo prestado como capital a los bancos. En 2011 fueron 11.000 millones, que ahora ya son deuda soberana.

Decían algunos líderes en Tokio, que el tiempo no juega a favor. Las medidas monetarias han servido, pero como hasta The Economist preconiza, una nueva forma de política es necesaria para poder atender a la desigualdad creciente, no entre países, sino entre personas.

El Economista Asimétrico

martes, 9 de octubre de 2012

¿POR QUÉ ESPERA RAJOY?


Hace unos días planteaba una serie de preguntas sin proponer respuestas aparentes, aunque se sugerían. Lo extraño de lo que está ocurriendo con el rescate español da pie a especulaciones, y aunque la agencia Reuters haya errado en su pronóstico acerca de lo inmediato del rescate, no por ello la expectativa del mismo se ha reducido.

A excepción de los alemanes, que se manifiestan falsamente optimistas en cuanto a que España pueda no necesitar la asistencia, e incluso del Ministro de Economía, que pasa en pocos días de pronosticar en el Congreso la imposibilidad de pagar en unos meses las prestaciones sociales si la economía no mejora, a negar en la London School of Economics la necesidad del rescate, nadie informado considera que España pueda evitar tener que acudir a alguna fórmula de ayuda internacional. ¿Por qué entonces el Presidente del Gobierno insiste en que se está estudiando y que ha de ser una decisión meditada? Como se trata de proponer respuestas, y aunque estas eran sugeridas en el propio texto que planteaba las preguntas, puedo intentar dibujar las respuestas de forma más clara. Obviamente no tengo ninguna certeza. Simplemente especulo.

He aquí algunas respuestas: El Gobierno español no está evitando pedir el rescate. Ni siquiera tiene dudas en cuanto a su necesidad por razones evidentes, y es que más allá de que la gestión de Tesoro puede considerarse hasta cierto punto sensata, la generación de déficit obliga a emitir más deuda. Esto implica sobre todo menor solvencia. España verá caer con toda probabilidad su calificación crediticia, y cuando dos agencias retiren la calificación de grado de inversión, ya nadie podrá decir que el asunto del rescate es algo opcional. Si el Gobierno español espera, es por un doble motivo. Por un lado, porque no está seguro de recibir el visto bueno de todos y cada uno de los países de la EZ, y ahí está la experiencia de la exigencia finlandesa de garantías adicionales en el caso del rescate pactado para el sistema financiero. Por otro lado, porque quien determina los tiempos en toda circunstancia es Alemania. Y Alemania, además de asegurarse de que nadie saca los pies del plato y pone patas arriba el euro, tiene que asegurarse de que la aceptación unánime del rescate español es trasladable a los países que pueden ir a la par, siendo Italia el caso más importante. No es un problema de consumo interno alemán, o al menos no fundamentalmente, sino de riesgo de que países como Finlandia u Holanda puedan dar un portazo y evaluar, a diferencia de Alemania, que para ellos el proyecto del euro no es asunto tan fundamental como para asumir la parte alícuota del difícil panorama que promete a los países del sur el ajuste que ellos mismos exigen.

Hay que reconocer que los riesgos de la EZ no acaban en España, y seguramente tampoco en Italia, al margen de pequeños países, y me refiero a Francia. O hay una solución global, o cabe que no exista futuro para el actual euro. En resumen, Alemania está buscando la fórmula que supere el problema español mirando más allá. Ellos decidirán cuando el asunto lo consideran resuelto. Mientras, lo único que puede hacer el Gobierno español es asegurarse por todos los medios posibles de cumplir con el déficit. Sin más aspiración. De otro modo, todo esto tendrá un final inesperado.

El Economista Asimétrico

miércoles, 3 de octubre de 2012

RESCATE POR FAVOR (O LA VERDAD)


Hace mucho tiempo que la desconfianza se ha instalado en el consciente, y aunque hay que vivir como si las cosas respondiesen a los estímulos de siempre, lo cierto es que cada vez nos vemos más obligados a mirar a las cosas con sospecha. ¿El Gobierno dice que la luz baja? Seguramente subirá (y lo peor es que sube). ¿El Gobierno dice que baja el gasto? Seguro que no baja, y ciertamente no lo hace, sino que sube. ¿Europa dice en julio que se ha dado un gran paso en desvincular deuda soberana y sector financiero? Pues ya están Alemania, Holanda y Finlandia para negarlo por escrito solo unas semanas después, diciendo ahora que no, que el vínculo persiste y que la ayuda es y será deuda pública. ¿Por qué semejante paso atrás? ¿Acaso no es Alemania quien más insiste en que España está haciendo los deberes? ¿Es por Irlanda? ¡Qué raro!, ¿los estaremos haciendo o será que en Alemania han fallado los cálculos y necesita tiempo para preparar algo porque teme que tras España caiga la frágil Eslovenia, o el pequeño Chipre, y peor, que caiga Italia. E Italia ¿por qué anima a España a que pida la ayuda? ¿No será una sugerencia envenenada basada en la ilusión de que rescatada España intervendrá el BCE y arrastrará a la baja la prima española llevando con ella la italiana? ¿Y porque estalla ahora la crisis secesionista en Cataluña? ¿será el reto a la soberanía una estratagema para conseguir replicar para sí el cupo vasco y navarro, o realmente hay un desafío al Estado visto lo que se avecina? ¿Tiene el Gobierno toda la información? ¿Y los pasos claros? ¿teme que sobrevenga algo, o es una simple estrategia de “esperar que escampe”? Reuters dice que este fin de semana España pedirá el rescate. ¿Hay realmente alguna posibilidad de evitarlo como dicen algunos, o de nuevo están intentando engañarnos? Y los bancos, ¿es verdad lo que dice Oliver Wyman sobre las necesidades de capitalización del sistema financiero español, o también en esto hay dudas? Desafortunadamente las hay. Moody´s dice que OW se ha quedado corto. Otros también lo creen. 

¿Entonces, qué pasa? ¿hay en que confiar, o se está preparando algo? Resulta que ni siquiera podemos creer los datos de déficit de 2011. Ha habido sucesivas revisiones, pero ni así. Dice JP Morgan en el informe en el que cuestiona las conclusiones de la consultora OW (y tiene razón) que los 11.000 millones que ahora ya se sabe que ha perdido el FROB en sus participaciones en las entidades asistidas, no han sido considerados como parte del déficit de 2011, de modo que ni la cifra revisada que nos dio el Gobierno este verano es completa. Perdemos 11.000 millones más y parece que no pasa nada. Solo que el déficit de 2011 va a ser 9.44% en lugar de 8.96%. Otro tanto ocurrirá en 2012 con nuevas pérdidas del FROB.

Ya no se trata de las normales especulaciones acerca de saber si tendrá o no razón Reuters. La verdad es que mejor que la tenga. Primero porque se necesita sin género de duda, pero segundo porque vivir con la sensación de que hay cosas que no encajan deja demasiado espacio libre para que se cuele cualquier idea de esas que los gobiernos dicen: “No, eso de ningún modo”; y van y ocurren. Siempre es preferible la verdad.

El Economista Asimétrico