lunes, 16 de enero de 2012

LO ILÓGICO DE LO MECÁNICO


Lo que ocurre con la degradación de la deuda soberana europea, tiene gravedad, pero tiene bastante más de estúpido, aunque ahora eso importe poco. Poner a Italia en el grupo de las B, que es lo que ha hecho S&P el viernes, expulsa a muchos potenciales compradores de la lista que tienen limitada su inversión a títulos con A, y eso tiene serias consecuencias. La última vez en Perú, entré por carretera, desde la chilena Arica camino a Tacna, y si el solo tránsito entre los dos puestos fronterizos me pareció un viaje en el tiempo, -hacia atrás-, mucho mayor es el viaje que hay que hacer para aceptar que por muy S&P que seas, puedas igualar el riesgo de crédito de Italia con el de Perú. Pero para un gestor, desde el viernes, y por ridículo que parezca, Italia=Perú. 

Podemos lamentarnos de lo mal que se está gestionando políticamente la crisis, pero no puede ser mayor el desequilibrio entre las causas argumentadas y sus posibles consecuencias. Vamos a ver. La reducción viene argumentada por “la creencia en que las iniciativas políticas pueden ser insuficientes”. ¿Y eso como se mide? Justificar las enormes facturas que S&P emite por sus calificaciones, exige de una parafernalia que tiene bastante más arena que cal. La realidad, es que solo porque los países afectados no tienen posibilidad de emitir su propia moneda, sus deudas son degradadas, arriesgando consecuencias desproporcionadas, simplemente porque el sistema está concebido de un modo en el que la lógica no coincide con la mecánica. Es decir, que las agencias siguen aplicando mecanismos retardados de calificación a países que comparten un área de moneda única como si fuesen países que mantuviesen su propia moneda, y claro las cuentas no pueden salir. La probabilidad de repago que evalúa la agencia da más valor a la posibilidad de imprimir papel que al valor del papel en sí. Al menos Italia no tiene una inflación del 4,8% como Reino Unido, y como ya se ha dicho aquí, Italia es un país con superávit primario, algo de lo que está muy lejos Reino Unido. Pero no va esto de criticar a Reino Unido.  

El problema que generan los calificadores es grande. El más evidente, que espanta a inversores del área, arrojando más desconfianza sobre el euro en un momento muy delicado, en el que las negociaciones de Grecia con los acreedores privados se dan prácticamente por fracasadas, lo que reabre la posibilidad de un cese de pagos descontrolado, y donde según los analistas políticos franceses, la rebaja de Francia puede suponer un clavo definitivo en el ataúd que entierra las posibilidades de reelección del Presidente francés. Y ni la oposición socialista, ni desde luego la extrema derecha, defienden el plan que ya algunos llaman SMMR en referencia a las iniciales de los líderes francés, alemán, italiano y español. 

Veremos como gestionan el asunto los SMMR en la cumbre de la semana próxima, ahora que la luz empezaba a entrar por algunos rincones. El caso es que a pesar de que lo que Europa intenta hacer va a favor a medio plazo de dar mayor garantía de devolución de valor a los acreedores, ahora pesa mucho más la duda: Pero, ¿en que moneda me devolverá Italia -y los demás- la deuda? Y eso hay que despejarlo pronto.

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