Sorprendente. La semana en la que Moody´s rebaja la calificación de 30 entidades financieras y coloca a la deuda de tres de ellas (Banco de Valencia, Caixa Catalunya, y Banco Pastor), el cartel de bono basura, la lectura de la prensa en general y de la económica en particular, deja una sensación del tipo, “hemos superado lo peor”. Bienvenido sea. Incluso, algunos de los líderes empresariales de los que se reunieron el sábado con el Presidente del Gobierno, le recomendaron no adelantar el final de la legislatura. “Continúe, que lo está haciendo bien” parece el mensaje. Así que, mientras Moody´s dice que el principal motivo para un varapalo sin precedentes a nuestro sector financiero radica en la menor capacidad de apoyo del Estado en caso de dificultades, algunos de los grandes empresarios celebran que estamos mejor que en noviembre, y eso que no hay que ir muy lejos para encontrar cuando alguno decía en privado que una mora superior al 5% sería una catástrofe de difícil solución.
Veremos hasta donde llegan estos buenos ánimos, que menos es nada, porque es solo un poco más que nada lo que se puede encontrar a la hora de lo concreto. Ni en las conclusiones del encuentro gobierno-empresarios, ni en las conclusiones de la cumbre europea se adivinan los pilares del renacido optimismo. Pero la apariencia es que las cosas marchan, y aunque cuesta entenderlo, celebrémoslo. Además de las 30.000 becas que parecen dispuestos a ofrecer a los jóvenes los macro empresarios, lo único que se puede encontrar entre lo que puede ser de verdad noticia en materia de reformas, es el anuncio del Presidente del Gobierno de vincular –se entiende limitar- el gasto público al crecimiento potencial del PIB, y que aunque va en la línea de la consolidación fiscal que se ha autoimpuesto Alemania y que exigía también a sus socios, no es lo mismo, pues una cosa es exigir por ley el equilibrio fiscal anual, y otra es poner un techo al gasto fiscal en función del PIB potencial de largo plazo, que es por donde parece que va el Gobierno.
El caso es que en una semana que podría haber sido durísima, -caída del Gobierno portugués, revisión masiva de calificaciones, incumplimiento del compromiso sobre la negociación colectiva, y muy poco concreto en la cumbre de la UE-, pocas ocasiones ha habido, desde los ya lejanos meses de 2009 donde se habló de brotes verdes, en las que se respirase el alivio que parecen compartir, inversores, gobierno, y grandes empresarios. “España no será rescatada” titula un artículo este fin de semana un profesor de ESADE. Cumplir con el 6% de déficit. Es ese el nudo gordiano por el que respira el euro. Mientras España cumpla, España se salva, y el euro se salva. Así parece que han quedado asentadas, provisionalmente asentadas, las cosas esta pasada semana. Y puede que en poco tiempo se acepte como normal la renegociación de la deuda griega e irlandesa, con su correspondiente quita, y hasta puede que entonces la atención se dirija al dólar y a quien comprará su deuda. Y es que aunque algunos quieren resucitar a Keynes, ahora, lo que mejor se paga, es decir aquello que gusta oír.
Veremos hasta donde llegan estos buenos ánimos, que menos es nada, porque es solo un poco más que nada lo que se puede encontrar a la hora de lo concreto. Ni en las conclusiones del encuentro gobierno-empresarios, ni en las conclusiones de la cumbre europea se adivinan los pilares del renacido optimismo. Pero la apariencia es que las cosas marchan, y aunque cuesta entenderlo, celebrémoslo. Además de las 30.000 becas que parecen dispuestos a ofrecer a los jóvenes los macro empresarios, lo único que se puede encontrar entre lo que puede ser de verdad noticia en materia de reformas, es el anuncio del Presidente del Gobierno de vincular –se entiende limitar- el gasto público al crecimiento potencial del PIB, y que aunque va en la línea de la consolidación fiscal que se ha autoimpuesto Alemania y que exigía también a sus socios, no es lo mismo, pues una cosa es exigir por ley el equilibrio fiscal anual, y otra es poner un techo al gasto fiscal en función del PIB potencial de largo plazo, que es por donde parece que va el Gobierno.
El caso es que en una semana que podría haber sido durísima, -caída del Gobierno portugués, revisión masiva de calificaciones, incumplimiento del compromiso sobre la negociación colectiva, y muy poco concreto en la cumbre de la UE-, pocas ocasiones ha habido, desde los ya lejanos meses de 2009 donde se habló de brotes verdes, en las que se respirase el alivio que parecen compartir, inversores, gobierno, y grandes empresarios. “España no será rescatada” titula un artículo este fin de semana un profesor de ESADE. Cumplir con el 6% de déficit. Es ese el nudo gordiano por el que respira el euro. Mientras España cumpla, España se salva, y el euro se salva. Así parece que han quedado asentadas, provisionalmente asentadas, las cosas esta pasada semana. Y puede que en poco tiempo se acepte como normal la renegociación de la deuda griega e irlandesa, con su correspondiente quita, y hasta puede que entonces la atención se dirija al dólar y a quien comprará su deuda. Y es que aunque algunos quieren resucitar a Keynes, ahora, lo que mejor se paga, es decir aquello que gusta oír.
No hay comentarios:
Publicar un comentario