Si de lo que se trata es de datar el momento, hay poca duda. Fue a finales de Octubre; en la última cumbre de Jefes de Estado y Gobierno de la UE. Las crónicas del día 28 apuntaban que “los socios inician la cumbre tremendamente divididos”. Tras amenazar con reformas del Tratado de Lisboa que limitasen el voto a aquellos países que incumpliesen los compromisos de deuda y déficit, los alemanes lograron arrancar lo que con perspectiva de unas semanas ha resultado ser el desencadenante del episodio de volatilidad que se ha llevado a Irlanda, y que amenaza a Portugal y España, y cabe que en un futuro no lejano, también a Belgica e Italia.
La propuesta alemana aprobada consiste en que cualquier futuro rescate de un país de la zona euro incluirá un mecanismo para efectuar una quiebra ordenada de su deuda pública. Dicho de otro modo, que el adquirente de esa deuda, podrá perder parte de lo invertido. No hubo lugar para más detalles. Hasta ahí nada anormal, en el sentido de que parece lógico que si se articulan medidas de rescate, no habría otra forma de diferenciar a los buenos de los malos si no fuera por esta amenaza, pues en último término siempre habría alguien que pagaría la cuenta.
Transcurrieron los días siguientes con cierta vuelta a la rutina, hasta que coincidiendo con el final de la cumbre del G20 en Corea, los cinco países más importantes de Europa, incluida España y Reino Unido, junto a Italia, Francia y Alemania, se vieron en la obligación de emitir un comunicado en el que concretaban, que lo que se estaba analizando a consecuencia del acuerdo de Octubre, no sería efectivo hasta llegado 2013. Es decir, que ninguna de las emisiones que estaban teniendo lugar, podrían ser objeto de quita en caso de que el país emisor fuese objeto de asistencia. Paréntesis hasta 2013. Muy bien. Y después ¿qué? Pues eso, que después de 2013, la deuda pública de un país que precise asistencia puede ser sujeto de quiebra controlada. Desde entonces, apenas ha habido un momento de paz.
Ahora el acto se desarrolla en dos escenarios simultaneos y distintos. Por un lado el del miedo. Es lo que se lee cada día sobre el diferencial de deuda, pero también sobre quienes son los compradores de la que se emite. En la de Letras del Tesoro del martes, cerca de un 90%, bancos españoles. El otro escenario, el más importante, el de la discusión política. Se trata de saber cuando y como, se producirán quiebras ordenadas.
Esta semana, la posición española, se alejaba de la alemana. Alemania volvia a la presión advirtiendo de que el euro está en peligro. España puede ser demasiado grande para caer. Cabe que Alemania se esté asustando. Cabe que Alemania se esté echando atrás. España es riesgo sistémico para Europa. "On the edge". Aun no sabemos el final. Lo que si cabe decir es que la partida más dificil de algunas generaciones de españoles esté en juego, y el resultado es incierto.
Pregunté esta semana a una de la fichas importantes en esta partida. Queria saber de boca de la Vicepresidenta que es lo que pactaría con el PP si este accediese. La reforma de las pensiones, me respondió. ¡Vaya!, pensé. Yo aspiraba a algo un poco más elevado.
Visto lo anunciado por los irlandeses, solo me cabe confiar, que en la siguiente embestida programada para la próxima semana nos vaya bien. Me refiero a la próxima emisión de bonos. Nos estamos jugamos mucho.
La propuesta alemana aprobada consiste en que cualquier futuro rescate de un país de la zona euro incluirá un mecanismo para efectuar una quiebra ordenada de su deuda pública. Dicho de otro modo, que el adquirente de esa deuda, podrá perder parte de lo invertido. No hubo lugar para más detalles. Hasta ahí nada anormal, en el sentido de que parece lógico que si se articulan medidas de rescate, no habría otra forma de diferenciar a los buenos de los malos si no fuera por esta amenaza, pues en último término siempre habría alguien que pagaría la cuenta.
Transcurrieron los días siguientes con cierta vuelta a la rutina, hasta que coincidiendo con el final de la cumbre del G20 en Corea, los cinco países más importantes de Europa, incluida España y Reino Unido, junto a Italia, Francia y Alemania, se vieron en la obligación de emitir un comunicado en el que concretaban, que lo que se estaba analizando a consecuencia del acuerdo de Octubre, no sería efectivo hasta llegado 2013. Es decir, que ninguna de las emisiones que estaban teniendo lugar, podrían ser objeto de quita en caso de que el país emisor fuese objeto de asistencia. Paréntesis hasta 2013. Muy bien. Y después ¿qué? Pues eso, que después de 2013, la deuda pública de un país que precise asistencia puede ser sujeto de quiebra controlada. Desde entonces, apenas ha habido un momento de paz.
Ahora el acto se desarrolla en dos escenarios simultaneos y distintos. Por un lado el del miedo. Es lo que se lee cada día sobre el diferencial de deuda, pero también sobre quienes son los compradores de la que se emite. En la de Letras del Tesoro del martes, cerca de un 90%, bancos españoles. El otro escenario, el más importante, el de la discusión política. Se trata de saber cuando y como, se producirán quiebras ordenadas.
Esta semana, la posición española, se alejaba de la alemana. Alemania volvia a la presión advirtiendo de que el euro está en peligro. España puede ser demasiado grande para caer. Cabe que Alemania se esté asustando. Cabe que Alemania se esté echando atrás. España es riesgo sistémico para Europa. "On the edge". Aun no sabemos el final. Lo que si cabe decir es que la partida más dificil de algunas generaciones de españoles esté en juego, y el resultado es incierto.
Pregunté esta semana a una de la fichas importantes en esta partida. Queria saber de boca de la Vicepresidenta que es lo que pactaría con el PP si este accediese. La reforma de las pensiones, me respondió. ¡Vaya!, pensé. Yo aspiraba a algo un poco más elevado.
Visto lo anunciado por los irlandeses, solo me cabe confiar, que en la siguiente embestida programada para la próxima semana nos vaya bien. Me refiero a la próxima emisión de bonos. Nos estamos jugamos mucho.
Pazos, ¿cuanto debe España al exterior?
ResponderEliminarEsto me recuerda a aquella película "La nave de los locos"....Ya no sabe uno que pensar aunque, al final, siendo sinceros Jose Manuel, la explicación es más sencilla de lo que parece, pero nadie quiere recurrir a ella porque sería un sacrilegio para la ciencia económica y un descredito para los supuestos "poderes fácticos". En fin, menos mal que llega la Navidad
ResponderEliminarCuidate
Hola Fernando,
ResponderEliminarLas estimaciones de deuda exterior, si atendemos a los datos del Banco de España, son 2,3 billones de euros. Eso incluye el conjunto de deuda financiada por extranjeros, tanto pública como privada. El PIB español es 1 billón, de modo que la deuda exterior equivale al 230% del PIB. De los más altos del mundo.
Espero haber respondido a tu pregunta.
Un saludo
JMPazos
Hola Jose Luis,
ResponderEliminarLa que tu planteas es la gran pregunta para la que no tenemos respuesta. Cada vez me inquieta más porque es imprescindible y no vislumbro voluntad entre los "fácticos"
Un abrazo