Decía hace unas semanas el Director Gerente de PIMCO en un escrito a sus inversores que había llegado el momento de recortar la exposición a los activos con riesgo. ¿Y si las cotizaciones siguen subiendo?, se preguntaba. Entonces, acelerar la desinversión. No es un mensaje que uno pueda encontrar en cualquier lugar, pero si está bastante presente entre aquellos que están con la vista puesta en el mercado, pero focalizando un poco más allá.
Aprovechando el anuncio de la Reserva Federal de la semana pasada en la que se comprometía a mantener los tipos de interés bajos en tiempo suficiente por un largo periodo de tiempo, supuestamente hasta que se genere empleo, recupero la reflexión del Director de PIMCO que concluía destacando la contradicción que supone apostar por que continúe el apetito por el riesgo amparado en la proximidad de una recuperación, y que el apetito se vea espoleado más si cabe por la expectativa de que la FED no elevará los tipos. Lo irónico del asunto es que si la FED no sube los tipos es porque no hay garantía de recuperación y prefiere pecar arriesgando con tipos bajos, de modo que, como ya hemos mencionado aquí, no debo invertir creyendo en una cosa y en su contraria. Pero esas son las contradicciones a las que nos conduce el pensar que el actual estado de las cosas va a continuar indefinidamente, aunque la experiencia nos diga lo contrario.
Más allá de las inversiones bursátiles y sus variantes en estructurados que tanto vuelven a florecer, la posibilidad de que se registre un ajuste en este florecido apetito por el riesgo, tiene implicaciones sobre los tipos de cambio y sobre los tipos de interés. Sin que el consenso signifique otra cosa que el reflejo de un estado temporal de opinión, las circunstancias llevan a pensar que un proceso de reversión del riesgo tendría un impacto alcista sobre el dólar. A pesar de acercarme al borde de la trampa que acabo de señalar, no hay nada nuevo en el horizonte que lleve a pensar que en una fase de ajuste, sea otra divisa distinta de dólar la que se lleve la mejor parte. Más si cabe cuando ha sido manifiestamente objeto de los juegos de carry trade que han contribuido a su depreciación.
La gran duda es lo que ocurrirá con los tipos de interés. Parece evidente de momento, y por un tiempo al menos medido en meses, que los bancos centrales van a mantener los tipos de interés de corto plazo en niveles extraordinariamente bajos. Nos quedaría aventurar lo que ocurrirá con los tipos de interés de largo plazo. A día de hoy, todos los bancos centrales están anunciando que en un horizonte más o menos próximo procederán a la retirada de las medidas que permitieron aplanar la curva de tipos de interés, bajando los tipos de largo plazo. Si en verdad estuviésemos en la ruta de salida, es claro que un inversor no tendría a estas horas otra ocupación que cubrir con futuros su inversión en bonos. Desde el otro lado, aquellos con deuda, han de considerar las consecuencias de que la curva de tipos sufra en los próximos meses un significativo incremento de su pendiente. Pero esto puede darse incluso si la ruta de salida finalmente apareciese cortada. Se precisarían más estímulos fiscales, y en este caso, es sensato pensar que los inversores exigiesen más rentabilidad.
Podríamos concluir que si o si, los tipos de interés de largo plazo van a subir, y esa es una conclusión que podrían compartir tanto los partidarios de la V, como de otras variantes de salida, ya sea del tipo U, W o L. La habilidad del gestor está en encontrar la adecuada estrategia de cobertura. Y es que todo apunta a que estamos en el momento de ponerse con ello. El reto a batir, también aquí, superar la pendiente.
Aprovechando el anuncio de la Reserva Federal de la semana pasada en la que se comprometía a mantener los tipos de interés bajos en tiempo suficiente por un largo periodo de tiempo, supuestamente hasta que se genere empleo, recupero la reflexión del Director de PIMCO que concluía destacando la contradicción que supone apostar por que continúe el apetito por el riesgo amparado en la proximidad de una recuperación, y que el apetito se vea espoleado más si cabe por la expectativa de que la FED no elevará los tipos. Lo irónico del asunto es que si la FED no sube los tipos es porque no hay garantía de recuperación y prefiere pecar arriesgando con tipos bajos, de modo que, como ya hemos mencionado aquí, no debo invertir creyendo en una cosa y en su contraria. Pero esas son las contradicciones a las que nos conduce el pensar que el actual estado de las cosas va a continuar indefinidamente, aunque la experiencia nos diga lo contrario.
Más allá de las inversiones bursátiles y sus variantes en estructurados que tanto vuelven a florecer, la posibilidad de que se registre un ajuste en este florecido apetito por el riesgo, tiene implicaciones sobre los tipos de cambio y sobre los tipos de interés. Sin que el consenso signifique otra cosa que el reflejo de un estado temporal de opinión, las circunstancias llevan a pensar que un proceso de reversión del riesgo tendría un impacto alcista sobre el dólar. A pesar de acercarme al borde de la trampa que acabo de señalar, no hay nada nuevo en el horizonte que lleve a pensar que en una fase de ajuste, sea otra divisa distinta de dólar la que se lleve la mejor parte. Más si cabe cuando ha sido manifiestamente objeto de los juegos de carry trade que han contribuido a su depreciación.
La gran duda es lo que ocurrirá con los tipos de interés. Parece evidente de momento, y por un tiempo al menos medido en meses, que los bancos centrales van a mantener los tipos de interés de corto plazo en niveles extraordinariamente bajos. Nos quedaría aventurar lo que ocurrirá con los tipos de interés de largo plazo. A día de hoy, todos los bancos centrales están anunciando que en un horizonte más o menos próximo procederán a la retirada de las medidas que permitieron aplanar la curva de tipos de interés, bajando los tipos de largo plazo. Si en verdad estuviésemos en la ruta de salida, es claro que un inversor no tendría a estas horas otra ocupación que cubrir con futuros su inversión en bonos. Desde el otro lado, aquellos con deuda, han de considerar las consecuencias de que la curva de tipos sufra en los próximos meses un significativo incremento de su pendiente. Pero esto puede darse incluso si la ruta de salida finalmente apareciese cortada. Se precisarían más estímulos fiscales, y en este caso, es sensato pensar que los inversores exigiesen más rentabilidad.
Podríamos concluir que si o si, los tipos de interés de largo plazo van a subir, y esa es una conclusión que podrían compartir tanto los partidarios de la V, como de otras variantes de salida, ya sea del tipo U, W o L. La habilidad del gestor está en encontrar la adecuada estrategia de cobertura. Y es que todo apunta a que estamos en el momento de ponerse con ello. El reto a batir, también aquí, superar la pendiente.
Un resumen de este comentario fue publicado en el diario Cinco Días http://www.cincodias.com/articulo/mercados/Valido-recuperacion-V-W-L/20091118cdscdimer_5/cdsmer/
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