Ayer
no fue un buen día para el euro. Declaraciones, puntualización de las declaraciones, previsiones del FMI y agencias de calificación. Entre todos crearon el clima
perfecto contra la divisa europea. En una entrevista, el miembro alemán del Consejo de Gobierno del BCE declaró
ayer que las perspectivas sobre el mantenimiento de los tipos de interés en
niveles históricamente bajos se extienden más allá de 12 meses. Rápidamente, el
BCE emitió un comunicado señalando que “el señor Asmussen buscó confirmar la
decisión unánime del Consejo de Gobierno sobre la perspectiva que cubría un
extendido periodo de tiempo... No se dio una orientación sobre la duración
exacta de este periodo de tiempo y no fue la intención del señor Asmussen
hacerlo”. ¿O si?
Estamos
hablando de un consejero del BCE que debe o debería saber la trascendencia y el
impacto que este tipo de declaraciones tiene en los mercados financieros, más
en estos momentos en los que la política monetaria a nivel global está jugando
un papel clave. La rebaja
de las previsiones de crecimiento
mundial en 2013 por parte del FMI tampoco ayudó. Según el
organismo en esta revisión a la baja pesan la desaceleración de las economías
emergentes y la recesión en Europa. Por último, la rebaja por parte de S&P de un escalón al rating de Italia, hasta “BBB”, por
sus débiles perspectivas de crecimiento, frenó cualquier atisbo de recuperación
para el euro. Según el criterio de la agencia, rigidez del mercado laboral y
deterioro de la competitividad están detrás de su bajo crecimiento. No descarta
un nuevo recorte en 2013 o 2014. ¿Nos dará S&P otro repasito a nosotros, o estar al borde de bono basura nos salvará,
…de momento?
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