Lo curioso es que al menos al BCE las cuentas le salen. Acaba de saberse que las compras de deuda soberana le han supuesto en 2012 unos ingresos por intereses de más de 14.000 millones de euros, de los cuales se queda una parte y retorna el grueso a los bancos centrales de cada país. No se había publicado nunca tanto detalle de sus operaciones como ahora se ha sabido, incluido el salario base de su Presidente que fue en 2012 de 375.000 euros, más del doble de los que recibe el Presidente de
Aprovechemos no obstante para recordar la naturaleza paliativa de sus políticas, y para tomar conciencia en el caso europeo, de que a pesar de todo lo que el BCE ha hecho para salvar al euro, la supervivencia de la moneda única no está garantizada. De hecho, como dice más de un economista, el euro está en realidad muerto. Basta comprobar la fragmentación de los mercados y la ausencia de operaciones transfronterizas.
No está de más recordarlo por si alguien lo había olvidado.