jueves, 17 de mayo de 2012

TRATAR LA ANSIEDAD


Es irrelevante en esta fase si el desencadenante de la mayor preocupación es Bankia, o es Grecia, o la culpa es de Krugman con su advertencia sobre un corralito, o del Gobierno por su aparente desconcierto.  Lo relevante es que existe un grado de inquietud lo suficientemente alto como para que los que tenemos obligación de estar con los cinco sentidos en lo que ocurre, tengamos que reconocer que el rumbo necesita ser ajustado, porque de otro modo nos dirigimos a un choque violento. ¿Cuál es el aviso concreto?
El euro amenaza con descarrilar. Ante una posibilidad así no es demasiado lo que pueda salvarse.  Abrir una cuenta fuera de España y transferir allí tesorería disponible por si se reestablece algún modo de control de cambios, puede hacerse.  No es un procedimiento en el que los bancos ayuden mucho, pero es libre.  En los últimos días se lo han preguntado muchos. Se puede sacar libremente dinero de España, pero ¿dónde llevarlo? ¿a que banco? ¿a que país? ¿en que moneda? No se puede dar una respuesta universal, pero si de sentido común. Mediante simple transferencia, a un banco sin exposición soberana, a un país de la Unión donde el riesgo de que lo inmovilicen sea el menor,  en euros, y por supuesto en liquidez.  Fin de la historia. El coste de hacer esto es más emocional que de efectivo, pero incluso entre quienes ya lo han hecho no hay una proporcional reducción de la ansiedad. Siempre cabe preguntarse si habría que sacar más, o irse más lejos, o si comprar dólares, o si realmente es seguro el Deutsche Bank o el Citibank, por citar a dos de los grandes. Si la preocupación es alta lo mejor es hacer algo. “Tengo a mi hijo en Singapur, ¿puedo transferir una cantidad importante a su cuenta?” Claro que si. Solo se precisa cumplimentar un formulario (DD1) que sirve para comunicar apertura y cierre de cuentas en el exterior y que habrá que presentar ante el BdE. Así de simple. ¿Y una persona jurídica? También.
Grecia nos ha arrastrado hasta aquí, y la política no ha encontrado aún la forma de liberarse. Nos hemos enredado y nadie tiene seguridad sobre lo que va a pasar. Tampoco el Gobierno. El BCE, como único proveedor del analgésico que se precisa, tiene que suministrarlo, y pero ha de hacerlo cuando pueda ser efectivo. Hay desconcierto y errores de interpretación, -peor o mejor intencionados- en medios que siempre están muy bien informados, pero que ahora generan confusión: Reuniones de emergencia, retirada de financiación del BCE a bancos griegos, recortes de calificación a 21 bancos españoles. En fin, es difícil abstraerse. Son consecuencias “normales” de la amenaza del llamado Grexit. Hay que intervenir y sanar la EZ extrayendo a Grecia. Después el BCE en compañia de los demás bancos centrales habrán de cauterizar la herida y confiar en que no tengamos una hemorragia.
Pero por si las dudas: antes volará por los aires el euro que España sea expulsada. Y si España no es expulsada, habrá euro, y si hay euro no habrá corralito.      

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