viernes, 22 de octubre de 2010

DE PRISIONEROS Y SORPRESAS QUE DA LA VIDA


Tras previo paso por Vigo, invitado allí por la Fundación Barrié de la Maza, la Fundación Rafael del Pino contaba ayer en Madrid con la presencia del Nobel de Economía 1995, el norteamericano Robert E. Lucas. Pronunciaba la decimotercera conferencia del ciclo “Enseñanzas de la crisis”. A punto de cerrar el ciclo, la Fundación ha hecho pasar por esta serie a la mayor parte de los economistas más importantes del mundo. Representan líneas de pensamiento distintas, pues en poco coincide el propio Lucas con Akerlof (premio Nobel de Economía 2001), que también pasó por la institución al inicio del ciclo. Poco amigo de la intervención del Gobierno en la economía es el primero, algo que sin embargo defiende como necesario el segundo. Mientras el primero habla de expectativas racionales, el segundo lo hace sobre los mercados asimétricos. En mi experiencia, en lo que todos suelen coincidir con otros de sus laureados colegas y profesores, es en lo poco que les cuesta afirmar no tener criterio cuando son preguntados sobre áreas económicas en las que no se consideran expertos. Sorprende esa coincidencia. Casi tanto, que a la hora de expresar una opinión, incluso sobre aquello que uno cree conocer un poco, teme ser un diletante, adjetivo que según la RAE se aplica a aquellas personas que gustan de hablar sobre temas científicos y artísticos, sin capacidad ni conocimiento.

Antes que cargo público, fue también profesor el Presidente de la FED. Con fuerza criticó a los japoneses por incapaces en una famosa conferencia pronunciada en 1999. Hoy es prisionero de aquellas palabras, cuando definió la política japonesa como confusa, incoherente y demasiado cauta. No pueden decirse del profesor Bernanke, que sea un diletante. Al contrario. Se le considera una autoridad mundial en la Gran Depresión, periodo de referencia en cualquier análisis sobre la crisis actual. Dicho sea de paso, no se mostraba ayer Lucas muy confiado en que la llamada QE2 vaya a servir para algo. Cree que la FED quiere crear inflación para después frenarla. Eso, traducido en tipos de interés, y en mi modesta interpretación de lo que ayer escuché del Nobel, significaría que en algún momento más o menos próximo, la política de la FED implicaría que los tipos de interés habrían de subir con fuerza. ¿Hasta que punto es diez años después el Presidente de la Reserva Federal prisionero de sus descalificaciones a las autoridades japonesas?

Quien parece prisionero es el nuevo Ministro de Trabajo. Su asistencia a la manifestación contra la reforma laboral, es ahora motivo de crítica, pues ha de administrar su aplicación. He tenido ocasión de coincidir con él. La última vez fue la pasada semana en RNE. El director del programa nos citó a ambos para hablar sobre el mercado de la vivienda. Nada me hizo sospechar entonces que en aquel “péndulo” debatía con quien en breve se sentaría en sillones más acolchados. ¡Que haya suerte, Ministro!

2 comentarios:

  1. No soy adepto a escribir comentarios, solamente quiero expresar mi propia experiencia sobre lo que has publicado en tu Blog, entre la mistura de Politicos y Economistas que es como Blanco y Negro, no da para ser un Gin & Gan que es un equilibrio entre dos fuerzas, que sería lo ideal para el momento financiero que estamos llevando.
    En mis años que llevo trabajando en el mercado financiero, por el año 1996 en Brasil tuve mi primera leccion, todo lo que opine un Politico que es o cree ser Economista, hay que pensar contrariamente a sus resultados que eso te llevara por el buen camino.
    Ha sido la mejor leccion de mi vida, en estos dias hemos tenido una guerra de declaraciones de los ministros de hacienda de G20 sobre la situacion cambiaria, el unico beneficiado a sido el Oro en US$ 1.387 la onza con su precio mas alo de la historia, el 14 de octubre, la razon de esto es obvia nadie les cree a a los Politicos que creen ser Economistas.

    Miguel Medell-Ramos

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  2. Gracias por tu opinión Miguel. Estoy de acuerdo que el oro es un magnífico termómetro de la desconfianza sobre el sistema. De políticos/ economistas, sabes tu mucho más, y más de cerca. Claro que es dificil ser buen economista, más dificil aún ser buen político, y ni te cuento ser ambas cosas a la vez.
    Un abrazo

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