Un alza de tipos en Suiza, (lo pronostica UBS), pasando por más relajación cuantitativa de la Reserva Federal, (cada vez se ve más difícil que Obama aplique sus recién anunciados “pasos adicionales para el crecimiento económico”) o la diversificación de reservas de países asiáticos. Todo rumores. Por el camino, unos datos más o menos decorosos en EE.UU., y otros no tan buenos en Alemania. Con estos argumentos explican las crónicas el salto de ayer del euro frente al dólar. Salto sobre otro salto. Como en el chiste de aquel que no quiere discutir, si usted señala entre incrédulo y desconfiado aquello de “hombre,... ¡no será por esto!”, bien se puede responder “pues no será”. Pero el caso es que de todo lo que tuvimos en la sesión de ayer, lo único importante, es que el euro/dólar se ha colado en la zona 1.2930-1.3300 y hará falta un rato para arrancarlo de ahí, y devolverlo al lugar de donde venía. O quizá no tanto. Y es que son tiempos frugales y de convicciones gaseosas.
El salto lo dio el euro/dólar entre las 16:00 y las 17:00, y alrededor de esa hora, y al margen de rumores, lo más destacado fue un dato de inventarios perfectamente prescindible, después de otro de ventas al por menor, que nos dejó un alza del 0.4% en agosto en lugar del 0.3% previsto. Ahora que se cumplen dos años de la quiebra de Lehman, podemos comparar, e impuesto arriba o abajo, estamos con un nivel de ventas en EE.UU. todavía un 10% por debajo de entonces. No es para fiestas. Aún así, el US dólar index ha perdido la media de 200 sesiones, y eso, en estos tiempos, es mucho más importante que las ventas y los inventarios.
Estos días se recrea la prensa económica en el caso de las hipotecas en yenes que en su día popularizó la banca en España. Acudía yo entonces a un programa semanal de TV para opinar, entre otras cosas, de divisas. Estábamos en la fase final de la burbuja y los precios de la vivienda se habían vuelto locos. El Euribor rozaba el 6% y el BCE amenazaba con más. El conserje que me extendía la acreditación, -a aquellas alturas ya me trataba de tú- me preguntó sobre la hipoteca en yenes. El hombre confiaba en que yo estuviese en el secreto. Siempre me ha costado responder a estas preguntas. No encontré mejor argumento: “yo la tengo en euros…”, “ya, -me respondió- pero sus tipos de interés…, y fíjate la economía lo mal que va,… y el del banco me dice que él la tiene, y le va de cine”. La TV cerró en España, y es posible que nuestro amigo perdiese su trabajo. No sé si lo hizo en yenes. Obviamente no había secreto. Solo que hay cosas a las que cuesta encontrar sentido. Y un dólar en debilidad hoy me suena casi tan sólido como me sonaba la hipoteca en yenes entonces.
El salto lo dio el euro/dólar entre las 16:00 y las 17:00, y alrededor de esa hora, y al margen de rumores, lo más destacado fue un dato de inventarios perfectamente prescindible, después de otro de ventas al por menor, que nos dejó un alza del 0.4% en agosto en lugar del 0.3% previsto. Ahora que se cumplen dos años de la quiebra de Lehman, podemos comparar, e impuesto arriba o abajo, estamos con un nivel de ventas en EE.UU. todavía un 10% por debajo de entonces. No es para fiestas. Aún así, el US dólar index ha perdido la media de 200 sesiones, y eso, en estos tiempos, es mucho más importante que las ventas y los inventarios.
Estos días se recrea la prensa económica en el caso de las hipotecas en yenes que en su día popularizó la banca en España. Acudía yo entonces a un programa semanal de TV para opinar, entre otras cosas, de divisas. Estábamos en la fase final de la burbuja y los precios de la vivienda se habían vuelto locos. El Euribor rozaba el 6% y el BCE amenazaba con más. El conserje que me extendía la acreditación, -a aquellas alturas ya me trataba de tú- me preguntó sobre la hipoteca en yenes. El hombre confiaba en que yo estuviese en el secreto. Siempre me ha costado responder a estas preguntas. No encontré mejor argumento: “yo la tengo en euros…”, “ya, -me respondió- pero sus tipos de interés…, y fíjate la economía lo mal que va,… y el del banco me dice que él la tiene, y le va de cine”. La TV cerró en España, y es posible que nuestro amigo perdiese su trabajo. No sé si lo hizo en yenes. Obviamente no había secreto. Solo que hay cosas a las que cuesta encontrar sentido. Y un dólar en debilidad hoy me suena casi tan sólido como me sonaba la hipoteca en yenes entonces.
Jose Manuel
ResponderEliminar¿Y cómo anda la hipoteca en afganis?
Un saludo
mmmmmm, Si fuésemos listos y aprovechásemos la coyuntura para traer materias primas y añadirles valor....
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