Dice The Economist en su portada de esta semana que en la crisis del euro ha llegado el momento del PLAN B. Utilizando el título del artículo del polémico Paul Krugman se pregunta el suplemento semanal Negocios del diario El País, si tiene salvación Europa. En el improbable caso de que uno se hubiese dejado llevar por la euforia de los mercados de la segunda mitad de la semana pasada, las lecturas más frías del fin de semana seguro que la han eliminado de raíz.
No está muy bien visto arrimarse a la orilla y vislumbrar entre la niebla. Los mensajes que hablan de esfuerzo y sacrificio rara vez reciben aclamación popular. Menos aún cuando no existe percepción de responsabilidad. El Plan B, o más bien una forma de Plan B, está a nuestro modesto entender ya en marcha. El Plan A, que fue el aplicado a Grecia e Irlanda no vale para Portugal y España. Hay que ensayar otros modos. Lo ocurrido esta última semana con las emisiones de Portugal y España busca “Resistir”. Esa es la primera alternativa de las cuatro que resume Krugman. Dice The Economist, que hay que “reestructurar”. Esa es la segunda alternativa de Krugman. Profundizan los británicos y señalan que es lo que ha de hacer con urgencia Grecia, y después Irlanda. Quizá también Portugal, y cree que no necesita hacerlo España. Las Cajas de Ahorros son la zona más oscura, tirando a negra. Soñando con la ficción de volarlas de un plumazo, la situación española en poco diferiría e incluso aventajaría en solvencia a las economías centrales de la eurozona. El miedo que hace a muchos pensar en proteger sus dineros es la tercera alternativa de Krugman: “Argentina”, con abandono del euro y devaluación con congelaciones de fondos. Dice el norteamericano que está dentro de lo posible. Impensable a mi modo de ver. Queda una posibilidad más, y es lo que la mayor parte de técnicos defiende: “Más Europa”. La fiscal. Es la cuarta de Krugman.
Regresemos al Plan B. No vislumbro que esté concluido ningún Plan B. Decía el viernes el Comisario Almunia que habrá novedades muy importantes en pocas semanas en relación a la crisis de deuda. Habrá, seguro, un poco de cada una de tres entre las cuatro alternativas resumidas por Krugman. La que se queda fuera, al menos de momento, es la solución Argentina. Así están las cosas en este momento. Existe una razonable probabilidad de que se continúen tomando medidas –interviniendo el mercado- para alargar al máximo el periodo de resistencia, que más o menos pronto se anuncien avances en la “solidaridad fiscal” europea, -es posible que articulada a través de alguna forma de Tesoro europeo- y que finalmente las deudas de Grecia (soberana) e Irlanda (soberana y bancaria) sean reestructuradas. Portugal se sumará después a la reestructuración, y España, que se salvará de igual destino, habrá de recapitalizar con urgencia las Cajas de Ahorros. Es posible que haya de ser con nuestro dinero. Será lo de menos. Lo demás, sacrificio –como siempre mal repartido- y esfuerzo.
No está muy bien visto arrimarse a la orilla y vislumbrar entre la niebla. Los mensajes que hablan de esfuerzo y sacrificio rara vez reciben aclamación popular. Menos aún cuando no existe percepción de responsabilidad. El Plan B, o más bien una forma de Plan B, está a nuestro modesto entender ya en marcha. El Plan A, que fue el aplicado a Grecia e Irlanda no vale para Portugal y España. Hay que ensayar otros modos. Lo ocurrido esta última semana con las emisiones de Portugal y España busca “Resistir”. Esa es la primera alternativa de las cuatro que resume Krugman. Dice The Economist, que hay que “reestructurar”. Esa es la segunda alternativa de Krugman. Profundizan los británicos y señalan que es lo que ha de hacer con urgencia Grecia, y después Irlanda. Quizá también Portugal, y cree que no necesita hacerlo España. Las Cajas de Ahorros son la zona más oscura, tirando a negra. Soñando con la ficción de volarlas de un plumazo, la situación española en poco diferiría e incluso aventajaría en solvencia a las economías centrales de la eurozona. El miedo que hace a muchos pensar en proteger sus dineros es la tercera alternativa de Krugman: “Argentina”, con abandono del euro y devaluación con congelaciones de fondos. Dice el norteamericano que está dentro de lo posible. Impensable a mi modo de ver. Queda una posibilidad más, y es lo que la mayor parte de técnicos defiende: “Más Europa”. La fiscal. Es la cuarta de Krugman.
Regresemos al Plan B. No vislumbro que esté concluido ningún Plan B. Decía el viernes el Comisario Almunia que habrá novedades muy importantes en pocas semanas en relación a la crisis de deuda. Habrá, seguro, un poco de cada una de tres entre las cuatro alternativas resumidas por Krugman. La que se queda fuera, al menos de momento, es la solución Argentina. Así están las cosas en este momento. Existe una razonable probabilidad de que se continúen tomando medidas –interviniendo el mercado- para alargar al máximo el periodo de resistencia, que más o menos pronto se anuncien avances en la “solidaridad fiscal” europea, -es posible que articulada a través de alguna forma de Tesoro europeo- y que finalmente las deudas de Grecia (soberana) e Irlanda (soberana y bancaria) sean reestructuradas. Portugal se sumará después a la reestructuración, y España, que se salvará de igual destino, habrá de recapitalizar con urgencia las Cajas de Ahorros. Es posible que haya de ser con nuestro dinero. Será lo de menos. Lo demás, sacrificio –como siempre mal repartido- y esfuerzo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario