jueves, 11 de marzo de 2010

VINO, ACEITUNAS Y CERVEZA GUINNESS


Los pronósticos del FMI señalan que su déficit público alcanzará el 13,2% del PIB en 2010. Cuando llegue 2014, su deuda pública como porcentaje del PIB, solo será superada por Japón. En la capital de ese país, según reciente editorial de uno de sus periódicos, el porcentaje de niños que viven bajo el nivel de pobreza, es del 40%, exactamente el mismo que reflejaba un informe de principios del siglo XIX. Siete de los diez distritos más pobres de todo el país, están en la capital. Y eso que su moneda registró una depreciación del 30% en su trade currency index entre mediados de 2007 y finales de 2008.

Aprovechando mi visita, y tratando de obtener provecho de esa debilidad que ahora amenaza de nuevo con volver a llevarla a cambiarse por uno frente al euro, me dirigí a una de sus más conocidas librerías. Quería comprar “On the Brink” el relato a modo de diario en el que el ex-secretario del Tesoro de EE.UU. narra los sucesos que llevaron a la quiebra de Lehman Brothers en septiembre de 2008. En la planta sótano está el departamento de Finanzas. Era viernes por la tarde. Unos pocos potenciales compradores hojeaban ejemplares. Tras reservar uno de “Al borde del abismo”, me dispuse a disfrutar de las novedades en el rincón de los manuales de gestión de riesgos. Apenas había tenido oportunidad de echar mano al primero, cuando una voz me preguntó: ¿Trabajas en FX? Era un joven de raza negra y mediana edad. A diferencia de mi vestimenta de sport, él lucía un traje oscuro que parecía indicar que acababa de salir de su trabajo. Sí, -le respondí-, en cierto modo; soy consultor de riesgos y conozco un poco el mercado de divisas. Entonces, ¿puedes recomendarme un manual para empezar? -me dijo-. Acababa de despedirse de su banco. Estaba determinado a cambiar su carrera de vendedor de productos y le atraía el mercado de divisas. ¿Se puede ganar dinero?, ¿cuánto? Me había cruzado en el camino de un desconocido que me pedía algo de luz, y al que por alguna razón había despertado confianza. Le ayudé en lo que pude, y le dejé para que tranquilo eligiese entre dos de varios manuales que juntos hojeamos, no sin antes desearle buena suerte. Y pensé en la mía por no estar en su circunstancia. ¿Cómo resolver el problema más difícil de otros muchos que igual que mi protagonista tendrán que cambiar de carrera, pero que a diferencia de él, todavía no lo saben?

De momento, nos ocupan los griegos. Y es que en ellos se desarrolla un experimento social que también nos compromete. Dice un famoso economista norteamericano, que Grecia debe de abandonar el euro durante un tiempo y volver mas tarde con un tipo de cambio devaluado alrededor de un 30%. Otro conocido economista, en esta ocasión ex ministro argentino -ya imagino la expresión de su cara al leer esto- afirma que lo que deben de hacer los griegos es “devaluar fiscalmente”. Me llamó la atención, porque es algo que he leído a otros recomendar que debe de hacer España. Una devaluación fiscal. La variante propuesta por el argentino, explicada de modo sencillo, consiste en anular las cargas impositivas sobre el trabajo, y compensarlas con un incremento del IVA, de modo que el Estado mantenga la recaudación. En el caso griego, los cálculos teóricos se establecen en un tipo único de IVA del 25%. La ganancia de competitividad sería inmediata, sin forzar una deflación salarial y sin abandonar el euro. Como señalan muchos pensadores, el sector privado y el sector público no pueden reducir al tiempo su déficit si no es generando un superávit exterior sostenible. Pero si devaluamos todos, ¿quien compra? Dicen los más críticos, que a los PIIGS, más les vale que haya vida en Marte y que esta se alimente de vino, aceitunas y cerveza Guinness. Lo que aprecio de mi protagonista es, que para cambiar, no ha querido esperar al final del experimento.

1 comentario:

  1. Muy bueno Jose Manuel, claro y pedagógico.
    Bueno, igual podemos hacer iPod con forma de aceitunas y nos forramos.
    Pero, la verdad, la cosa sigue que arde y lo que te rondaré morena.
    Un abrazo

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