lunes, 16 de abril de 2012

CRISIS EN LA FRONTERA SUR


Tras una semana como la pasada con un final como el del viernes, ya se habrá preguntado cuanto de lejos estamos de ver que España tenga que acogerse a algún tipo de asistencia internacional. Medimos la cercanía a través de la reacción de los mercados financieros, pero a diferencia de otros casos, en este, que es más grave, hay más tiempo. Y además, se cuenta con recursos para evitar una decisión de emergencia.

Una parte del temor a la asistencia radica en lo que decía el Ministro de Economía en Barcelona: “si vienen otros a hacer las cuentas, entonces verá usted lo que es un ajuste”. La otra, en la conciencia creciente de que la asistencia no sirve para cambiar el rumbo de la actividad económica, y aunque nadie sabe exactamente como será el final, es muy evidente a estas alturas que en aplicar la misma receta ya aplicada a otros no está la salida. Decía el editorial de NYT del viernes que esto es consecuencia del error de los políticos alemanes, lo que sugiere también dos cosas, la primera, que la política aplicada no está dando resultados, la segunda, que al ser compartida por todos los países de la EZ, la retirada de la confianza de los inversores sobre España, lo es, no sobre un país, sino sobre la frontera sur del euro. Lo señalaba en otras palabras el expresidente González con su peculiar estilo: “no habrá rescate a España, porque eso será el fin del euro,… y ya está”.

Así pues, no habrá rescate como los ya vistos. Habrá que experimentar una fórmula nueva que permita atender al problema de España,… de Italia, Bélgica, Francia…del euro en suma. Si Alemania quiere conservarlo, algo va a tener que cambiar sobre la única fórmula aplicada hasta ahora. No bastarán compras de deuda ya sea el BCE y o los fondos europeos creados a raíz de la crisis. Habrá que arriesgarse a un programa urgente de recapitalización del sistema financiero a través de esos mismos fondos. Y está previsto.

El martes visita el Ministro de Economía al Presidente del BCE. Una posibilidad para España sería crear un banco malo financiado por fondos europeos. Tomar capital supone multiplicar el efecto a través del apalancamiento. Lo hicieron los norteamericanos, y junto a sus QE han sido capaces de evitar un desastre y devolver la economía al crecimiento. La sola compra de deuda pública no sirve. Los inversores abandonan y saben que si el BCE compra deuda, es este y no ellos quien tiene preferencia de cobro, y eso alienta todavía más su abandono. La crisis en la frontera sur del euro nos sitúa ante algo nuevo por venir. La fase de medidas paliativas y de restricción fiscal a secas se está agotando, y ahora si se quieren evitar soluciones individuales no deseadas, habrá que aplicar lo previsto. La infección del euro ha llegado al hueso a través de España, y mientras aquí se trabaja en las reformas, el tiempo y la fórmula para superar esta nueva fase de amenaza sobre el euro los tiene que activar Alemania. En cuanto el BCE compre deuda, la tensión se aliviará. Pero como se ha visto, ese tipo de solución solo acaba por acentuar el problema. Se han ideado mecanismos que ahora habrá que probar. Y parece que habrá de ser en la frontera sur.

No hay comentarios:

Publicar un comentario