Después del caso Gowex, cuyas miserias se van desprendiendo como las cuentas de un collar roto, hay una especie de toque a rebato para prestar un poco más de atención a las operaciones financieras de negocios singulares. Nada menos que dos páginas de El País ocupaba este domingo la alicantina FacePhi, la última empresa en salir al MAB, justo el mismo día que estallaba el fraude de Jenaro García y sus secuaces. Cinco de los accionistas de FacePhi han vendido participaciones por las que han ingresado más de un millón de euros. Para los que no tengan más curiosidad, la empresa, que se declara especialista en sistemas de reconocimiento facial, capitalizaba al cierre del viernes 21 millones de euros y, aunque lleva funcionando varios años, en 2013 facturó 8.500 euros, (OCHO MIL QUINIENTOS). Obviamente hay quien lo entiende, porque dinero ha puesto. No sabemos quién era antes pero, según el artículo, la empresa acaba de cambiar de auditor para contratar a PwC. Después de este protagonismo que sospecho poco deseado, veremos que pasa con su cotización esta semana, pero no crea, no siempre pasa algo.
El martes, ante una audiencia de más de 500 personas y con otras 10.000 siguiendo el acto on line, en algún lugar de Manhattan, Bill Ackman, un conocido gestor de hegde fund -esa demonizada tipología de fondos de inversión libre y de alto riesgo a la que pertenecen gestores tan conocidos, ahora filántropos, como George Soros- volvía a la carga contra Herbalife, una conocida firma de batidos nutricionales que según viene denunciando desde 2012, opera bajo un esquema piramidal. Dice haber gastado 50 millones de dólares en investigar lo que considera un fraude al que ha comparado con Enron, pero su insistencia en la denuncia no parece asustar al mercado: la cotización de la empresa subía en bolsa un 20% a la par que Ackman proclamaba a los cuatro vientos lo que anunció antes de su comparecencia como el “golpe mortal” para la compañía. ¿Su vínculo con la empresa alicantina?: el auditor también es PwC. Lo digo por que quizá lo mío sea un poco raro, pero en medio de esta especie de condena que parecen tener que sufrir todas aquellas auditoras y consultoras que no sean las Big Four, -que por algún extraño motivo, siempre sacan partido de los desastres en los que están envueltas-, no soy de los que me voy a abalanzar a comprar acciones de la alicantina solo porque ahora la audite PwC.
Recordaba Bill Ackman el caso Enron, auditada por la extinta Arthur Andersen (antes eran Big Five) y mutada posteriormente en Deloitte, (una firma mucho más pequeña en la que se encapsuló para sobrevivir y auditora que avaló en España la reformulación de las cuentas de Bankia en su salida a bolsa), pero también es posible mencionar en esta galería a Ernst & Young, auditora de Lehman Brothers, banco que también fue objeto de las iras de otro gestor de fondos, David Einhorm, que se cansó de proclamar repetidamente que no se creía los balances del banco norteamericano. Nueve años mantuvo insistente su denuncia del fraude de Bernard Madoff el gestor de fondos Harry Markopolos. Algunos de estos personajes, famosos gestores de hegde funds y entre ellos el propio Soros, fueron citados ante el Congreso de EE.UU. a finales de 2008 para dar su opinión sobre el estado del sistema financiero, grave estado según declararon, y grave era desde luego. Estos días, mientras se anuncia el derribo del imperio Espirito Santo, auditado por KMPG, Amazon anuncia pérdidas de 126 millones y su valor cae en bolsa un 10%, evaporándose 16.500 millones de capitalización. Aún así cotiza a 112 veces beneficios. Más que toda una vida. Un poco caro ¿no? Será que lo vale. Su auditor: Ernst & Young.