sábado, 27 de noviembre de 2010

EL GRAN RESPONSABLE


No hace falta profundizar mucho entre los análisis que circulan en medios económicos de reconocido rigor para descubrir que España ha entrado ya en el baile de números y de fechas. Números, en relación con el importe de un hipotético rescate financiero internacional. Fechas, en relación a cuándo cabe esperar que tal hipótesis sea verosímil. ¿Podemos preguntar acerca de la probabilidad del momento? ¿Podemos preguntar sobre sus consecuencias? ¿Podemos preguntar acerca de lo que es exigible al Gobierno para alejar semejante tragedia? ¿Podemos, por último, preguntar si ya hemos llegado tarde para que esté en nuestras manos evitar las consecuencias de semejante humillación? Podemos y debemos.

No tenemos todas las respuestas, pero se hace cada vez más evidente que podemos dibujar algunas. Basta comprobar el nivel alcanzado por los indicadores de alarma. Es suficiente escuchar los llamamientos a la calma y a la confianza que se lanzan desde el Gobierno. Los argumentos comienzan a estar plagados de negaciones. «No somos Grecia, Irlanda o Portugal». «No necesitamos asistencia». «No somos insolventes». Resulta que los argumentos de los que nos provee el Gobierno para poner frente al mensaje que lanzan los mercados y que recogen en sus informes los analistas se resumen en un simple «nosotros no». Más que suficiente para poder responder que sí, que hemos llegado tarde, y que ya no está en nuestras manos conducir el destino inmediato.

Cala, cada vez más profundo, un sentido de urgencia, de intentar acelerar reformas, de demanda de más ambición. Y no viene ya de oscuros y avariciosos especuladores, sino desde el propio gobernador del Banco de España, que ha exigido que se acelere la reforma del sistema financiero y que el Gobierno instrumente «las medidas adecuadas», porque «la Banca española está igual que hace tres meses». El problema es que son demasiadas las cosas que están igual que hace tres meses. La reciente crisis de Gobierno es ya un manifiesto fracaso. Una gran oportunidad perdida. Una más. Las oportunidades se están desgraciadamente agotando y el coste del fracaso está cerca de tener que ser repartido. Y hay un gran responsable: Rodríguez Zapatero.

viernes, 26 de noviembre de 2010

EL SEPTIMO SELLO


Si de lo que se trata es de datar el momento, hay poca duda. Fue a finales de Octubre; en la última cumbre de Jefes de Estado y Gobierno de la UE. Las crónicas del día 28 apuntaban que “los socios inician la cumbre tremendamente divididos”. Tras amenazar con reformas del Tratado de Lisboa que limitasen el voto a aquellos países que incumpliesen los compromisos de deuda y déficit, los alemanes lograron arrancar lo que con perspectiva de unas semanas ha resultado ser el desencadenante del episodio de volatilidad que se ha llevado a Irlanda, y que amenaza a Portugal y España, y cabe que en un futuro no lejano, también a Belgica e Italia.

La propuesta alemana aprobada consiste en que cualquier futuro rescate de un país de la zona euro incluirá un mecanismo para efectuar una quiebra ordenada de su deuda pública. Dicho de otro modo, que el adquirente de esa deuda, podrá perder parte de lo invertido. No hubo lugar para más detalles. Hasta ahí nada anormal, en el sentido de que parece lógico que si se articulan medidas de rescate, no habría otra forma de diferenciar a los buenos de los malos si no fuera por esta amenaza, pues en último término siempre habría alguien que pagaría la cuenta.

Transcurrieron los días siguientes con cierta vuelta a la rutina, hasta que coincidiendo con el final de la cumbre del G20 en Corea, los cinco países más importantes de Europa, incluida España y Reino Unido, junto a Italia, Francia y Alemania, se vieron en la obligación de emitir un comunicado en el que concretaban, que lo que se estaba analizando a consecuencia del acuerdo de Octubre, no sería efectivo hasta llegado 2013. Es decir, que ninguna de las emisiones que estaban teniendo lugar, podrían ser objeto de quita en caso de que el país emisor fuese objeto de asistencia. Paréntesis hasta 2013. Muy bien. Y después ¿qué? Pues eso, que después de 2013, la deuda pública de un país que precise asistencia puede ser sujeto de quiebra controlada. Desde entonces, apenas ha habido un momento de paz.

Ahora el acto se desarrolla en dos escenarios simultaneos y distintos. Por un lado el del miedo. Es lo que se lee cada día sobre el diferencial de deuda, pero también sobre quienes son los compradores de la que se emite. En la de Letras del Tesoro del martes, cerca de un 90%, bancos españoles. El otro escenario, el más importante, el de la discusión política. Se trata de saber cuando y como, se producirán quiebras ordenadas.

Esta semana, la posición española, se alejaba de la alemana. Alemania volvia a la presión advirtiendo de que el euro está en peligro. España puede ser demasiado grande para caer. Cabe que Alemania se esté asustando. Cabe que Alemania se esté echando atrás. España es riesgo sistémico para Europa. "On the edge". Aun no sabemos el final. Lo que si cabe decir es que la partida más dificil de algunas generaciones de españoles esté en juego, y el resultado es incierto.

Pregunté esta semana a una de la fichas importantes en esta partida. Queria saber de boca de la Vicepresidenta que es lo que pactaría con el PP si este accediese. La reforma de las pensiones, me respondió. ¡Vaya!, pensé. Yo aspiraba a algo un poco más elevado.

Visto lo anunciado por los irlandeses, solo me cabe confiar, que en la siguiente embestida programada para la próxima semana nos vaya bien. Me refiero a la próxima emisión de bonos. Nos estamos jugamos mucho.

domingo, 14 de noviembre de 2010

SIGUE SIENDO EL REY

Llegaba a la sede de la Bolsa el viernes pasado cuando el mercado acababa de abrir. Eran poco más de las 9 de la mañana y acudía a una entrevista acordada con CNN+. La Bolsa de Madrid, es un hermoso edificio. Su sala de contratación, un museo vivo, que está lleno, pero solo de historia. Mirar al techo nos traslada en el tiempo. Cuando entre las provincias de España figuraban algunas de Ultramar. Su hermoso parquet de madera, está plagado de quemaduras. Mientras se contrataba, se fumaba. Y las colillas…¡al parquet! Merece la pena visitarlo con quien conozca un poco de su historia. Hoy, la mayor parte de las almas que lo ocupan, son empleados de BME, o periodistas.

¡Menudo día! Así me recibió mi amiga Lara, joven, pero una de las veteranas en aquel lugar. La bolsa retrocedía a la apertura cerca de un 2%. Creí que sería por Irlanda, pero no. La causa estaba en China. La bolsa española retrocedía por la inflación en China. Llevaba tres días fuera de Madrid, y durante esos tres días, casi no había oído hablar de otra cosa que de China. Había tenido la oportunidad de estar con un pionero que ya en los setenta iniciaba su aventura empresarial en China, cuando todavía conservábamos alguna provincia de Ultramar y en la Bolsa se apagaban las colillas sobre el parquet. También con generaciones más jóvenes de empresarios, que han sido capaces de innovar sobre la herencia recibida y de entender mejor que nadie la aplicación en local de lo global. Cuando ellos hablan de China, los economistas, mejor callarse. De hecho, acostumbrados a analizar China casi exclusivamente como proveedor, recordé una conferencia reciente de un alto cargo de la Corporación Mondragón, en la que recogía un revelador retrato de la China interior a través de una segmentación de los consumidores chinos.

Por si fuera poco, China, y junto a China, los Estados Unidos, eran los dos grandes protagonistas del G20. El comunicado de la reunión de Corea acababa de publicarse, y CNN+ subtitulaba la entrevista: “Acuerdo de mínimos”. Parecía que al menos podíamos arrinconar en parte la “guerra de divisas”. Suena algo frívolo resumir en ese concepto, que con tanto éxito lanzó un Ministro brasileño, los cambios a los que asistimos. Ese acuerdo de mínimos, significa que, afortunadamente, los norteamericanos, los mayores importadores del mundo, están dispuestos a negociar. Y China, accede. Basta preguntar sobre los precios a los empresarios que se suministran allí y entenderemos por qué la Bolsa respira por la inflación de China.

Ese acuerdo, es lo más importante de este G20. Traducido en probabilidades sobre el dólar, que es lo que usted espera encontrar aquí, significa que es muy probable que en esta fase, el dólar haya dejado de ir a la baja. Ya conoce mi opinión: Ni la QE2, ni la “guerra de divisas” son todavía algo más que síntomas de un cambio profundo. Cambio que puede situar el PIB de China en 2025 muy cerca del norteamericano y en 2050, casi duplicarlo. Ya veremos entonces que pasó con el dólar. Pero ahora, el dólar, sigue siendo el Rey.

domingo, 7 de noviembre de 2010

LANZAR TRAZADORAS


Vivir cerca de los medios de comunicación permite comprobar su gran capacidad de influencia. Pero no siempre esta influencia está en relación con la importancia real de aquello que destacan. Cabe que en ocasiones tenga por objeto manipular a la opinión pública, pero en mi experiencia tiene más que ver con lo que el consumidor de información está dispuesto a adquirir. Si el asunto es complejo, no abundan los compradores. Si además, va contra la opinión dominante, es muy probable que lo importante sea soslayado.


Algo de este tipo está ocurriendo con la llamada “guerra de divisas” y en particular con su manifestación más explícita que es la llamada QE2 o segunda expansión monetaria anunciada la pasada semana por la Reserva Federal. Imprimir dinero es justo lo que todos los bancos centrales del mundo han rechazado históricamente como generador de inflación. Desde que su presidente anunció como probable la medida a finales de agosto y hasta que la concretó el pasado miércoles, las bolsas han subido con fuerza, el dólar ha perdido cerca de un 10%, los tipos de interés reales de largo plazo ya son negativos y las expectativas de inflación han aumentado considerablemente. Es decir, que el anuncio ya obtuvo anticipadamente los resultados buscados.


¿Está lo anunciado a la altura de las consecuencias ya registradas? No hay respuesta universalmente compartida. Sin embargo, podemos hacer sencillos cálculos. La medida se destina a incrementar la oferta monetaria. El importe declarado es de 75.000 millones por mes hasta junio de 2011. Sabemos que hemos de incrementar esa cifra en las cantidades que venzan durante el periodo, pues es intención de la FED, renovar las compras ya efectuadas por el importe que venza en el periodo. El importe total de oferta monetaria es de 8,7 billones de Usd. Lo anunciado, supone un incremento del 0,86% mensual. El promedio mensual del último medio siglo de lucha contra la inflación es del 0,55%. ¿Justifica esta decisión el infierno que, por ejemplo sobre el dólar, se anticipa? En mi opinión, ciertamente no. Los norteamericanos simplemente han hecho uso de lo que lo que en terminología militar denominaríamos balas “trazadoras”. Marcan el objetivo a los propios, y lo advierten al enemigo. Los norteamericanos han lanzado las suyas de cara al G20. Si va a hablarse de tipos de cambio, los norteamericanos disparan trazadoras, pero no declaran la guerra. Por eso China se ha mostrado estos días algo más conciliadora. De modo que hay más ruido que nueces.


Donde ocurre lo contrario es en Europa. Sin que la opinión pública lo sepa, Alemania se está haciendo con lo que desea: tener el control.

lunes, 1 de noviembre de 2010

AL MENOS SERA EMOCIONANTE

Quizá sea de agradecer que la semana empiece para nosotros un día más tarde, aunque esto suponga entrar de bruces en la que quizá sea la semana más importante desde la que concluyó con el rescate del euro en el mes de mayo. Y es que por lo que respecta a la sesión de ayer no nos hemos perdido mucho, salvo algunas dudas más sobre Grecia, y un movimiento de ida y vuelta en el dólar a la espera de lo que venga, que no se sabe si será bueno, pero al menos será emocionante.

Importantes son las elecciones legislativas en EE.UU. De lo que de ellas resulte dependerá ya no solo el que se pueda abordar nuevas medidas, sino la ejecución de las ya acordadas, y con ello presumiblemente las posibilidades de reelección del Presidente, que tiene a 15 meses vista los llamados caucus de Iowa que marcan el comienzo de las primarias para la Presidencia. Decía una encuesta efectuada por Bloomberg, que entre los que tenían previsto acudir a votar, dos de cada tres creían que esta Administración había subido los impuestos y que la economía no había crecido. Además, creían que el dinero prestado a los bancos no iba a ser recuperado. No son verdad en sentido estricto las dos primeras creencias, y está por ver la tercera. Es cierto que una parte significativa del crecimiento de los últimos cinco trimestres viene de la acumulación de inventarios, es decir, que es detracción de crecimiento futuro. Así se puso de manifiesto con el dato de PIB del tercer trimestre conocido el viernes, al que si eliminamos la producción para inventarios, el crecimiento del 2% (sobre el trimestre anterior y anualizado) se vería reducido al 0,5%. Puede que sea esta la causa de que los norteamericanos no perciban el crecimiento. Más discusión exige el asunto de los impuestos, que efectivamente han sido reducidos a la clase media por esta Administración.

En lo inmediato, y en lo que al dólar respecta, es más importante el ritmo que la Reserva Federal vaya a dar a esta nueva fase de impresión de dólares, que es lo que en ciencia económica se llama relajación cuantitativa. Fabricar dinero. Pero ¿cuánto dinero y para qué? Hasta la fecha, la FED ha creado 1 billón de dólares, importe que pasa a acumularse en los balances del sistema financiero, es decir, en los bancos. Decía hace unos días el Nobel Robert E. Lucas que tenía dudas sobre la eficacia de tal medida, a tenor de que tales recursos no habían desde luego servido para incrementar el nivel de crédito. Ciertamente el grueso de ese dinero ha sido prestado por los bancos al Gobierno y no a las empresas. Con datos de Cato Institute, entre diciembre de 2008 y octubre de 2010, los bancos han comprado bonos del Gobierno por 335 millardos, mientras el crédito cae en 455 millardos. No es extraño que Lucas tenga dudas. Quién sabe cual será la situación si los dólares se producen de modo más masivo.
Habrá que ver. De momento la simple expectativa no es mala para España. Indirectamente estimulará también las compras de nuestros bonos.